Martes 22 de Junio de 2021
Ps. Constanze Ihl Herbach
Uno de los aspectos más destacables del último año, es la relevancia que ha ido tomando el cuidado de la salud mental. En este sentido se torna esencial evaluar los aspectos que agradan y aportan a la calidad de vida, logrando detectar también aquellos que las dañan, de modo de lograr cuidar la propia salud tanto física, como mental y emocional.
Un ámbito esencial en el desarrollo humano, que constituye parte fundamental de la expresión del afecto hacia uno y hacia los demás, es la sexualidad. Por ese motivo, al hablar de calidad de vida es importante prestar atención a este elemento tan importante en el desarrollo humano, que muchas veces es tabú y del cual poco se tiende a hablar.
Partamos por definir lo que comprenderemos por sexualidad, la cual se conforma por un conjunto de condiciones que caracterizan el sexo de cada persona. Forman parte de la misma: las emociones, la conducta y las prácticas asociadas a la búsqueda de emoción y placer sexual. No solo está conformada o abarca a la genitalidad, sino también a las identidades, roles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexo-afectiva.
Para disfrutar de la sexualidad y lograr que sea vivida de forma sana, es muy importante llevar a cabo conductas responsables con uno(a) mismo(a) y con las demás personas, basadas en el respeto y cariño, de modo de cuidar tanto de nuestro cuerpo y emociones, como de los demás, prestando atención en las distintas áreas y aristas involucradas. En este sentido es central que exista consentimiento mutuo en la interacción sexual.
Junto a lo anterior, es esencial estar lo suficientemente informado(a) respecto al funcionamiento del propio cuerpo y el de la otra persona, así como también de las prácticas sexuales que contribuyen al bienestar. En este sentido, es útil prestar atención y conocer el rol que juegan los siguientes aspectos:
1. El papel de las hormonas en el funcionamiento sexual. En el cuerpo femenino, estrógenos y progesterona están involucradas en el funcionamiento del ciclo menstrual, variando durante el mes e impactando la libido y el deseo sexual. Conocer y entender realmente estas variaciones del ciclo, puede facilitar también la comunicación y comprensión de lo que se experimenta y se siente. En hombres, si bien la testosterona cumple el papel fundamental de brindar las características físicas que suelen considerarse como típicamente masculinas (vello facial/corporal y musculatura), ayuda también a mantener el impulso sexual. Es relevante conocer esta distinción, en términos de los componente biológicos involucrados en la sexualidad, entendiendo que ello no definirá la vivencia de la sexualidad o las prácticas llevadas a cabo por cada persona.
2. Los principales neurotransmisores asociados al funcionamiento humano y sensación de placer y bienestar (serotonina, dopamina, oxitocina y endorfinas), que pueden ser estimulados en el organismo para lograr un efecto positivo y sensación de goce, sobretodo en las fases de disminución de ciertas hormonas, como los estrógenos, que suelen impactar en la libido de forma negativa.
3. Cómo nos alimentamos tiene una influencia en nuestra sexualidad. Determinados alimentos contribuyen a un aumento de la sensación de bienestar y aportan a nuestra libido. Por el contrario, otros alimentos pueden contribuir a la incomodidad y disminución del deseo de conectar sexualmente ya sea con uno o con otra persona (por ejemplo alimentos meteorizantes como legumbres, bebidas gasificadas, entre otros). Cuidar de la sexualidad también implica evitar sustancias dañinas -como el tabaco, alcohol y drogas- que también afectan la libido y capacidad para disfrutar del momento presente, y el respeto en el acto sexual.
4. El autoestima consiste en la valoración o percepción que una persona hace de sí mismo(a). Es la actitud interna con que me relaciono conmigo y con mi cuerpo, y hace que me perciba dentro del mundo de cierta forma.
Respecto a la propia sexualidad, una buena instancia de autoconexión es reconocer el propio cuerpo; conectar con lo que agrada del mismo y sentirlo. Aprender a mirar y permitirnos contemplar nuestra fisonomía -por ejemplo frente a un espejo- puede no ser siempre una tarea fácil, ya sea por falta de costumbre o por la forma en cómo vivimos el día a día
Otra forma de contactar con el propio cuerpo es masajearse a conciencia, sintiendo las distintas partes del mismo, para liberar tensiones y darse un espacio de calma y relajo. Acariciarse fomenta el cuidado hacia uno(a) mismo(a), para luego transmitir ese cariño a otros que amemos. Una forma absolutamente válida de acariciarse y demostrarse amor con uno(a) mismo(a) es la masturbación, que permite experimentar placer sin necesitar de otra persona, pero más importante aún explorar y conocer con precisión qué necesito para experimentarlo. Es vital entender que, a pesar de estar experimentando la sexualidad con alguien más o en una relación amorosa, es absolutamente natural y sano desear masturbarse. Si es algo que aporta al bienestar y es importante en su vida, es sano otorgar tiempo para ello.
Es importante que los mitos o tabúes que se hayan escuchado respecto a la masturbación, no limiten la vivencia de la propia sexualidad y logrando mantener así, una actitud positiva respecto a lo sano de experimentar y conocer el propio cuerpo.
5. Educarse sexualmente. Hacerlo de forma oportuna y responsable a fin de lograr aprender que cada persona puede experimentar en cuanto a la sexualidad como lo desee, llevando a cabo las prácticas que le acomoden, independiente de la heteronorma o juicios de otras personas, siendo lo central sentirse cómodo(a) y cuidarse.
A nivel de sociedad, estamos expuestos a diferentes estereotipos y cánones de lo que es o no bello, y de cómo se debe vivir la sexualidad. Si no estamos atentos(as) podemos normalizarlos e integrarlos en nuestra vida, generando expectativas imposibles de ser alcanzadas en nuestra cotidianidad y que tal vez ni siquiera nos hagan sentido. Tal vez una de las ventanas más importantes y asequibles en el ámbito sexual sea la pornografía, la cual poco contribuye a la psicoeducación, aumentando la desconexión con lo emocional y la vivencia física.
Finalmente, es importante asesorarse respecto a los métodos disponibles para tener una sexualidad responsable, de modo de disfrutar de la sexualidad sin el temor a un embarazo no deseado, o a contraer enfermedades o infecciones de transmisión sexual (como el preservativo masculino o femenino, barreras de látex bucales o anticonceptivos).
Lograr una sexualidad plena es posible, en la medida que nos cuidemos, nos dediquemos cariño y consideremos las distintas variables que influyen a nivel biológico, de percepción del propio cuerpo, de autoestima y una psicoeducación oportuna, a fin de poner en práctica estrategias en cada una de ellas, que contribuyan a nuestro bienestar.