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Perdamos el miedo a hablar sobre el suicidio: conversar puede aliviar a quien lo está considerando, e incluso ayudar a que desista de hacerlo

Hablar sobre el suicidio puede aliviar a quien lo está considerando, e incluso ayudar a que desista de hacerlo.

Programa Orientación Psicológica DAVE.

Hoy en día existe mucho temor y resistencia a abordar este tema, dado que también existe desconocimiento al respecto. Esto muchas veces da espacio a prejuicios que no contribuyen a quien pueda encontrarse agobiado/a, sin lograr considerar más alternativas.

A continuación se entregan algunas herramientas para la detección de señales tanto en otros/as como también para hacer una autoevaluación, entendiendo que los problemas de salud mental son más frecuentes de lo que logramos ver, con muchas señales de alerta que hoy tenemos normalizadas y que es necesario poner atención para abordar tempranamente.

¿Qué es la conducta suicida?

Abarca un amplio espectro de conductas, todas ellas con un factor común que es urgente acoger y atender: un profundo dolor y malestar psicológico que impide continuar con la vida y del cual no se visualizan alternativas de salida o solución.

Ideación suicida

Intento suicida

Suicidio

Pensamientos sobre la muerte o deseos de morir.

Incluye planificar y/o hacerse daño.

Conductas con las que una persona intencionalmente busca hacerse daño hasta alcanzar la muerte, no logrando su consumación.

A más intentos, mayor es el riesgo.

Acto por el que una persona se provoca la muerte, de forma voluntaria e intencional.

 

Algunos mitos sobre el suicidio 

Falsas creencias, que no contribuyen a su prevención:

EL MITO

LA REALIDAD

Es mejor no hablar del suicidio porque aumentan las ganas de hacerlo.

Hablar sobre el suicidio puede aliviar a quien lo está considerando, e incluso ayudar a que desista de hacerlo.

Toda persona que se suicida está deprimida.

Quien se suicida no necesariamente tiene depresión, pero sí es alguien que sufre y no logra visualizar otra salida.

Si quiso suicidarse, querrá hacerlo siempre.

Una crisis suicida tiene corta duración. Si la persona recibe ayuda a tiempo, es menos probable que el impulso suicida continúe o vuelva a aparecer.

Solo psiquiatras y psicólogas/os pueden ayudar a una persona que se quiere matar.

Los profesionales de salud mental poseen más estrategias, pero todos podemos ayudar a prevenir, haciéndonos parte de lo que le pasa a esa persona.

Si se quisiera matar no lo andaría avisando.

Muchas de las personas que piensan en el suicidio buscan formas para comunicar su sufrimiento y expresan la idea antes de llevarla a cabo.

Si me contó en secreto su idea de suicidarse, es mejor no contarlo.

Si mantienes en reserva la ideación suicida de una persona, no la estás ayudando, sino que estás siendo cómplice de un silencio que le podría llevar a la muerte.

Quienes intentan suicidarse no desean morir, sólo están “llamando la atención”.

Las personas que piensan en la idea de muerte sufren mucho, y están en una lucha constante por lograr sentirse mejor y no hacerse daño.

Si supera la crisis suicida es muy poco probable que vaya a recaer.

Algunos suicidios ocurren en el periodo de mejoría, cuando la persona aparentemente se ve mejor y todos piensan que el peligro ha pasado.

Señales de alerta 

Existen indicadores implícitos y explícitos que pueden ayudar a identificar si una persona presenta riesgo suicida:

  • Sensación de desesperanza; que nada puede mejorar.
  • Sentirse atrapada/o y sin alternativas.
  • Distanciarse de personas significativas.
  • Sensación de soledad.
  • Sentir ser una carga para los demás.
  • Sentir que no le importa al resto.
  • Sentirse responsable de todo lo malo que sucede.
  • Cambios notorios en la forma de ser, imagen personal, hábitos de sueño, alimentación, entre otros.
  • Distanciarse de personas significativas.
  • Sentir que no le importa al resto.
  • Constante sufrimiento que resulta insoportable.
  • Pérdida del sentido de vida.
  • Deseos de dejar de existir o no despertar.
  • Ideas o intentos de hacerse daño o morir.
  • Hacer actos de despedida o regalar pertenencias valoradas por la persona.


¿Qué hago si detecto estas señales?

  • Muestra interés y atrévete a preguntar; el silencio no ayuda.
  • Mantén la calma y escucha en forma activa.
  • Créele a la persona afectada y valida su malestar. Nunca minimices el riesgo en que se encuentra.
  • Ofrece ayudarle.

Escuchar, acoger y permitir expresar los pensamientos posibilita que la persona se sienta comprendida/o y disminuya su sensación de angustia. Además, conversar sobre su idea de muerte puede aliviarle y dar una perspectiva distinta, ayudando a visualizar alternativas a su sufrimiento y expectativas de futuro.

Si confirmas que alguien está en riesgo

  • No le dejes solo/a: es fundamental que la persona esté y se sienta acompañada, en un lugar seguro, alejada/o de objetos con los que pueda hacerse daño. 
  • Llévale al servicio de urgencia más cercano o contacta a Carabineros.
  • Activa redes cercanas que puedan apoyarle (personas significativas).
  • Promueve que obtenga ayuda profesional, para un apoyo y tratamiento adecuado.

Si eres tú quien necesita apoyo y no sabes qué hacer

  • Habla inmediatamente con alguien cercano a ti; con cualquier persona que te dé confianza.
  • Acércate a la DAVE y pide una hora en orientación psicológica, programa disponible para ti durante todo el año académico.
  • Si requieres apoyo inmediato, el Ministerio de Salud cuenta con apoyo telefónico 24/7, a través del Fono Salud Responde, donde psicólogas/os y otros profesionales te brindarán una primera contención y orientación en salud. Teléfono Salud Responde: 6003607777.

¿Cómo puedo ayudarme a mí misma/o en una situación de crisis?

Aun cuando las crisis emocionales ocurren sin aviso, si sientes que puedes experimentarlo o si te ha ocurrido otras veces, puedes preparar un breve plan de autoayuda que puedas activar en estas situaciones. Es bueno tenerlo anotado:

Haz una lista de al menos tres personas que sientas puedes llamar para que te ayuden si te encuentras en una crisis.

Anota al menos 3 cosas que sirvan para distraerte, que no te causen daño y que te quieras regalar a ti mismo/a, ya que cuando nos sentimos mal, tendemos a olvidar las cosas que nos hacen bien. Puede ser algún deporte, ver una película, salir a caminar, entre otras.

Mantener un diario emocional sobre lo que has sentido en situaciones que han sido complejas para ti, y cómo las has enfrentado, puede ayudar a reducir la recurrencia de pensamientos negativos, en tanto te permite comprender y asociar a qué se han debido estas situaciones y poder desahogarte, en caso de no contar con la opción de conversar al respecto.

Si quieres saber más al respecto, te invitamos a leer la columna de Pamela Pavat y Ximena Díaz, del Programa Orientación Psicológica DAVE. Pincha aquí.  

Referencias:

  • Programa Nacional de Prevención del Suicidio, MINSAL (2019).
  • SEREMI de Salud de Magallanes y Antártica Chilena (2018).