En un panorama tan incierto en plena pandemia, aventurar una real activación económica regional es un tema no menor. Los principales sectores productivos son: la minería 27,5 %, los servicios personales 12,5 %, los servicios financieros y empresariales 10,4 %, y la construcción 8,8 %, según las cifras oficiales. Sin embargo, la particularidad de nuestra región hace que deba enfocarse en tres líneas: Minería, agricultura y turismo, que atraen más desarrollo en torno a la generación de empleo y por ende a una mayor capacidad de consumo.
La minería tiene sus ejes estratégicos bien definidos y seguirá aportando durante los 2021 recursos sustentados por los proyectos de inversión, tales como Pelambres (Cobre), Andacollo (Cobre y oro) y Romeral (Fierro), entre otros, además de la suma de nuevos proyectos.
Respecto a la agricultura regional, que ha sido afectada por el cambio climático y la emergencia sanitaria, puede seguir respondiendo a la demanda tanto internacional como nacional, con frutas como la uva y con otros productos como las hortalizas, que le darán dinamismo durante el año. La automatización, como ya hemos comentado en otros artículos, es un factor clave en el próximo decenio; el efecto reemplazo, que no provocará necesariamente desempleo sino más bien mayor nivel productivo, debe centrarse en la tecnología de riego, indispensable en el escenario de sequía.El financiamiento en la implementación de programas de innovación y mejoramiento de estos sistemas, junto con favorecer los cultivos, también atraerá mano de obra.
Dicho esto, no podemos olvidar el tercer eje o motor de desarrollo: el turismo. Conseguir a priori una reactivación del sector es particularmente difícil, ya que ha sido golpeado duramente en este período de pandemia. La reingeniería es una tarea pendiente, la creación de nuevos productos turísticos, la ejecución de estrategias de marketing, ampliar la mirada hacia los mercados tanto nacional como externos y el apoyo financiero al sector, serán desafíos de largo plazo. He querido detener aquí este análisis: La estacionalidad, el astroturismo, las bondades arquitectónicas, los parques y las costas, entre otros, deben ser la constante en la planificación estratégica a futuro, que tendrá un resultado en al menos un par años de trabajo.
La mirada al sector construcción en general se ve estable ya que las tasas hipotecarias no han acaparado mayormente la atención del público y se mantienen en un 3% en promedio anual. Ello implica que la opción por contratación en la actividad seguirá estable, sumado al incremento del presupuesto desde el sector público (MINVU) y la reactivación de obras paralizadas.
Por último, la estabilidad de la divisa en los periodos de enero a marzo y la influencia de su caída a fines del 2020, producto de la venta de activos en extranjero para pagos del retiro del 10%, el aumento en el gasto público y el alza del precio del cobre, nos hace pensar positivamente en un 2021 de consumo reactivador, moderado, pero de mucho trabajo para levantar en buena forma la economía Regional.