Lunes 18 de Diciembre de 2023
Por Ximena Fernández, epidemióloga y académica de la U.Central Región de Coquimbo.
Según la OMS, los determinantes sociales de la salud son "las circunstancias en que las personas nacen crecen, trabajan, viven y envejecen, incluido el conjunto más amplio de fuerzas y sistemas que influyen sobre las condiciones de la vida cotidiana". Estas circunstancias tienen un efecto, positivo o negativo, en la salud tanto individual como colectiva, entendiendo que la salud no sólo es la ausencia de enfermedad si no que incluye el bienestar físico, mental y social.
Dado lo anterior, queda de manifiesto que el derecho y el acto de votar es, inexorablemente, la manera que cada uno de nosotros, en nuestra condición de ciudadanos, puede promover un cambio en los determinantes sociales de la salud que son estructurales, aquellos que en nuestra vida diaria se alejan más de nuestro control, como los son el contexto socioeconómico y político.
En la nueva votación que se nos avecina nos enfrentamos a la posibilidad de aceptar o rechazar la propuesta de nueva constitución que, entre otras cosas, establece el rol del Estado en materia de salud, economía y derechos sociales fundamentales. El voto es la voz de cada uno y con él podemos manifestar el apoyo a causas que promueven nuestros propios intereses. Con nuestro voto podemos representar a personas que, como los niños o los migrantes, no pueden hacerlo, por lo que también representa una forma de promover la mejor salud y condiciones que creamos posibles para para ellos.
Mi intención no es persuadir por votar a favor o en contra, sino exponer, desde el punto de vista de la salud pública, la importancia de que cada uno de nosotros se interiorice y comprenda el contenido de la propuesta constitucional para hacer una elección informada y acorde a las necesidades de nuestra sociedad al momento de ejercer nuestro derecho ciudadano.