Martes 8 de Octubre de 2024
Por Gregory Rojas, académico de Pedagogía en Educación Física
Según el Servicio Nacional del Adulto Mayor de ahora en adelante SENAMA, una persona mayor se define como toda persona que ha cumplido los 60 años, sin distinción de género (SENAMA SF). La promoción e incentivo en la realización de actividad física de calidad, hoy en día, es esencial para el bienestar de las personas mayores, pero su práctica varía significativamente entre algunos países. En España, solo el 16.3% de las personas mayores practican actividad física regularmente (Ministerio de Sanidad, 2022). En Canadá, el 28.6% de los adultos mayores son físicamente activos (Statistics Canada, 2022). México presenta un 29.5% de mujeres y un 39.1% de hombres mayores de 55 años que realizan ejercicio (INEGI, 2023). En contraste, en Chile, solo el 26.5% de los adultos mayores practican actividad física regularmente (Ministerio de Salud, 2021). Lo que nos hace ver como un país con un menor nivel de práctica de actividad física, considerando que en Chile, la población mayor aumentará pasando de un 19,9% en 2017 a un 21,6% en 2050 (INE 2017). Para los años 2015 y 2050, se estima que el porcentaje de habitantes mayores de 60 años en el mundo podría duplicarse, pasando del 12% al 22% (INE 2017). Todo esto debido al aumento de la esperanza de vida.
Si bien, las personas mayores vivirán más años, esto no necesariamente se acompañarán de un buen estado de salud, pues se ha reportado un importante aumento en las enfermedades crónicas no transmisibles y en la prevalencia de fragilidad, lo que generará un alto impacto en los sistemas de salud y un incremento en la demanda económica para el control de las patologías(Troncoso – Pantoja et al 2020).
En cuanto a la forma en que envejecen las personas, solo precisaremos el envejecimiento activo y el ejercicio físico en personas mayores.
La OMS recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana para adultos mayores (OMS, 2020), mientras que el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) sugiere una combinación de ejercicios aeróbicos y de fuerza (ACSM, 2021).
En Chile, las políticas del Ministerio de Salud (MINSAL) y SENAMA promueven la realización de actividad física de manera regular y sistemática, pero los resultados son insuficientes. Las directrices emanadas incluyen la prescripción de ejercicio físico según el curso de vida y comorbilidades (MINSAL, 2021). SENAMA enfatiza la importancia del envejecimiento activo, pero la implementación de programas específicos no suelen conseguir el objetivo esperado y en ocasiones es hasta limitada. Por ejemplo, aunque existen iniciativas como “Chile se Mueve” y “Elige Vivir Sano”, su alcance, impacto y continuidad son variables, y muchas veces no llegan a las comunidades que más lo necesitan (MINDEP 2021). Además, mencionar la falta de infraestructura adecuada y la escasez de profesionales capacitados en gerontología, envejecimiento activo, entrenamiento físico en personas mayores, limitan la efectividad de estas políticas (DIPRES 2022).
La actividad física para personas mayores no debe limitarse únicamente a modalidades como el baile entretenido y la zumba. Aunque estas actividades pueden ser divertidas para promover la socialización, no siempre garantizan los beneficios integrales que se requieren para mantener y mejorar la salud física en esta población. Es fundamental incorporar un enfoque más amplio y estructurado que incluya el entrenamiento de la fuerza, la resistencia cardiovascular, la flexibilidad y el equilibrio, fundamentados desde la evidencia científica.
El entrenamiento de fuerza y sus diferentes manifestaciones es crucial para prevenir la sarcopenia y mejorar la funcionalidad diaria (Nelson et al., 2007). La resistencia cardiovascular, por su parte, ayuda a mantener una buena salud del corazón y pulmones, reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas (ACSM, 2021). Además, los ejercicios de equilibrio son esenciales para prevenir caídas, una de las principales causas de lesiones en personas mayores (Sherrington et al., 2019). Según un estudio de Cruz-Jentoft et al. (2019), mantener una buena flexibilidad es crucial para prevenir la sarcopenia y otras condiciones relacionadas con el envejecimiento.
Para asegurar que estos beneficios se logren alcanzar, es necesario que la prescripción del ejercicio físico sea realizada por profesionales idóneos y capacitados. Estos profesionales deben utilizar metodologías efectivas basadas en evidencia, como el entrenamiento multicomponente, el cual combina diferentes tipos de ejercicios para el abordaje integral de las necesidades físicas de los adultos mayores (Izquierdo & Cadore, 2024). Este tipo de entrenamiento no solo mejora la fuerza y la resistencia, sino que también contribuye a la flexibilidad y el equilibrio, proporcionando un abordaje mucho más completo para la salud.
Al momento de implementar un entrenamiento físico para personas mayores, es importante controlar la intensidad del ejercicio mediante la percepción del esfuerzo, adaptando las actividades a las capacidades individuales de cada persona mayor (ACSM, 2024).El uso de implementos deportivos diversos, como bandas elásticas, mancuernas, pesos ligeros, máquinas guiadas, entre otros, puede hacer que los ejercicios sean más efectivos y atractivos para las personas mayores.
Para maximizar los beneficios de la actividad física en personas mayores, es esencial ir más allá de actividades recreativas, bailes, juegos de mesa y adoptar un enfoque basado en evidencia científica y bibliografía específica, que incluya entrenamiento de la fuerza, resistencia cardiovascular, equilibrio y flexibilidad. Esto no solo mejorará la salud física, sino que también contribuirá a un envejecimiento activo y saludable. El desarrollar un envejecimiento patológico se acompaña de una disminución global de la condición física y deterioro del estado de salud de las personas mayores (Brook et al. 2016 – Kim et al 2016), los cuales se pueden evidenciar en la aparición de trastornos del sistema músculo-esquelético, como la sarcopenia, debilidad muscular y la osteoporosis (MINSAL 2017 – Evans 2010). Considerando que en Chile, la población mayor aumentará pasando de un 19,9% en 2017 a un 21,6% en 2050 (INE 2017).
Para modificar la actual situación actual que se vive en Chile y en gran parte de las regiones y comunas de nuestro país, sobre la práctica de Actividad física y ejercicio en personas mayores, es crucial desarrollar programas comunitarios específicos, accesibles y adaptados a las necesidades reales de las personas mayores, considerando su estado de salud, comorbilidades, valoraciones funcionales física, aumentando la educación y concientización sobre los beneficios del ejercicio físico, mejorando la infraestructura y acceso a espacios para la práctica de actividad física. Se deben implementar estrategias específicas como la creación de centros de actividad física para adultos mayores, contar con una mayor capacitación de profesionales en entrenamiento físico, gerontología y la promoción de actividades intergeneracionales que fomenten la inclusión social y el bienestar físico. Estas acciones no solo mejorarán la calidad de vida de los adultos mayores, sino que también contribuirán a un envejecimiento activo y saludable en la comunidad.
Es por ello que todo lo anterior nos hace reflexionar sobre la importancia y relevancia en la realización de ejercicio físico con sentido y de calidad, dejando en evidencia que aún nos hace falta propiciar que las entidades gubernamentales se encarguen de la sistematización y monitoreo efectivo del impacto significativo que tiene la actividad física en el bienestar de las personas mayores, que se busque la aprobación de programas de ejercicio y entrenamiento físico supervisando la evolución de la condición física para la salud de las personas mayores.
En éste sentido la carrera de Pedagogía en Educación Física, de la Universidad Central de Chile Región de Coquimbo, estudiantes de Quinto año se especializan en la mención de adulto mayor, profundizando durante dos semestres en asignaturas como actividad física adaptada, prescripción del entrenamiento físico y fisiología del ejercicio para personas mayores. Este enfoque permite a los futuros profesionales diseñar programas de ejercicio que incluyen actividades como el entrenamiento de resistencia para mejorar la fuerza muscular (ACSM, 2021) y ejercicios de equilibrio para prevenir caídas (Sherrington et al., 2019), para permitir un abordaje integral del ejercicio físico y no solo limitar a las personas mayores a bailar, como lo hacen la mayoría de los programas para personas mayores de nuestra comuna y país. Además, se abordan temas de psicología del envejecimiento y fragilidad, preparando a los estudiantes para intervenir eficazmente en sus prácticas de especialización. Los estudiantes aplican conocimientos actualizados y de vanguardia, como la evaluación de la condición física mediante pruebas específicas (Rikli & Jones, 2013) y la implementación de programas de ejercicio personalizados que consideran patologías músculo-esqueléticas comunes en la población mayor (Nelson et al., 2007). Una metodología destacada en este contexto es el ejercicio multicomponente, que combina entrenamiento de fuerza, resistencia, equilibrio y flexibilidad. Esta metodología ha demostrado ser eficaz para mejorar la funcionalidad y la calidad de vida en personas mayores (Cadore & Izquierdo, 2024). Los estudiantes aprenden a diseñar y aplicar programas de ejercicio multicomponente, adaptándolos a las necesidades individuales de los adultos mayores, lo que les permite abordar de manera integral las diversas dimensiones de la salud física y mental en esta población al momento de la intervención y realización de sus prácticas de especialización.
Referencias Bibliográficas