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A un paso del notable abandono de deberes…

Por María José Lira, académica de Derecho de la Universidad Central Región de Coquimbo.

El 16 de octubre, a las 11:16 horas el alcalde de La Serena fue notificado de la sentencia de primera instancia por la cual se determinó su cese en el cargo por notable abandono de deberes.

¿Qué dice la ley?, alterando la forma habitual de subrogancia, indica que, en estos casos, en cuanto sea notificado queda suspendido de sus funciones. Debiendo el concejo elegir entre sus miembros a un alcalde suplente, por el tiempo que dure la suspensión, o, en este especial escenario, hasta el 6 de diciembre, cuando termine el actual período alcaldicio.

Los tiempos para que se realice la designación son acotados, contemplándose, además, reglas para el caso de no tener la mayoría requerida, de empates, y para cuando los concejales no asistan, impidiendo, de manera manifiesta y reiterada, el cumplimiento del mandato legal, y es que, esta especial forma de suplir la ausencia del alcalde, busca que, sin perjuicio del tiempo que dure y de lo que se resuelva en la instancia electoral superior, el suspendido alcalde no pueda, por medio de los cargos de su exclusiva confianza seguir, en los hechos administrando la comuna, y no, como una sanción anticipada sino que como una medida para asegurar los efectos de la suspensión preventiva.

El actuar de los concejales debe someterse a la ley, aunque no estén de acuerdo, aunque crean que hay mejores u otras opciones, y es que, al igual que los alcaldes, pueden ser sancionados por notable abandono de deberes, entendiendo que lo hay cuando trasgreden inexcusablemente y de manera manifiesta o reiterada las obligaciones que les impone la ley, responsabilidad que puede ser perseguida hasta los 6 meses después que dejan sus cargos, con el solo objetivo de aplicarles la inhabilidad para ejercer cargos públicos por cinco años.

En una democracia sólida, la ley no es negociable y su respeto es fundamental para la credibilidad de las instituciones y la confianza ciudadana. Es imperativo que todas las autoridades asuman su rol con seriedad y trabajen en pro del bienestar común, dejando de lado actitudes que deslegitimen el sistema democrático y el cumplimiento del estado de derecho.