Martes 15 de Octubre de 2024
47 estudiantes y 17 tutores —sumando las sedes de Coquimbo y Santiago— darán vida al Semillero de Innovación InES I+D, una iniciativa que busca desarrollar competencias en pensamiento científico e innovación en alumnos de la Universidad Central de Chile por medio de un proceso de formación, investigación y desarrollo tecnológico.
«Vemos que una Dirección de Innovación al interior de la Vicerrectoría de Investigación, Desarrollo e Innovación ve con claridad cómo está germinando el conocimiento interacadémico de las distintas facultades y entre estudiantes y, en poco tiempo, han identificado posibles proyectos de innovación», señaló el presidente de la Junta Directiva de la Universidad Central, Dr. Patricio Silva Rojas, durante la ceremonia realizada el pasado 11 de octubre y en la cual se dio la bienvenida a quienes integrarán el Semillero de Innovación InES I+D.
Algo que también destacó la vicerrectora de Investigación, Desarrollo e Innovación, Soledad Torres, quien afirmó que «vemos cómo la juventud empieza a mostrar su parte innovadora y su parte creativa. Yo creo que van a sacar buenos productos junto a los académicos que nos están apoyando y que los están llevando hacia la innovación. Esto no es solamente una idea de un semillero, sino que de cómo el pregrado y la investigación se unen para generar iniciativas innovadoras».
Felipe Jara, director de Desarrollo e Innovación y del proyecto, explicó que esta iniciativa tiene varios objetivos. «Primero, formar a los y las estudiantes en nuevas competencias, como pensamiento científico, pensamiento crítico, resolución de problemas e innovación; en segundo lugar, fortalecer el espíritu de colaboración e interdisciplina, pues tendrán que trabajar con otros estudiantes que no son necesariamente sus compañeros de carrera y con profesores de otras carreras; y, lo tercero, es la importancia de buscar soluciones al gran número de desafíos de distinta índole que existen, por lo tanto, la importancia de tener talentos preparados para ir desarrollando esas soluciones que necesitamos».
Catalina Gaete, estudiante de Kinesiología, quien se integró al Semillero, contó que «encontré que era algo bien global, en donde podíamos vincularnos por nuestra cuenta en vez de que esperar a que alguien nos incluya. Y me parece una buena iniciativa que lo incentiven».
Por su parte Joaquín Espina, alumno de Ingeniería Civil Industrial, afirmó que es «una iniciativa bien prometedora, que va a ayudar mucho a los alumnos, porque hay mucha creatividad que a veces se pierde por la falta de apoyo, fondos o, simplemente, miedo. Es una muy buena la iniciativa que está haciendo ahora la Universidad y un apoyo fundamental hacia este tipo de proyectos que, a veces, pueden llevar a un proyecto más grande aún y quizá una continuación a nivel laboral».
Hackear el fracaso
En la ceremonia también se presentó el proyecto «Robot híbrido trepador: Innovación en la limpieza de paneles solares y superficies verticales lisas» que desarrolla el investigador de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura, Dr. Juan Francisco Fuentealba, junto a los estudiantes de Ingeniería Civil Industrial, Diego Pérez y Fernando Sáez.
Además, José Cariaga, de FracasoLab, una consultora que usa el fracaso como palanca para el desarrollo de conversaciones basadas en el aprendizaje y en el reconocimiento de las capacidades de reinvención, creatividad, resiliencia y pasión, propuso «hackear el fracaso para avanzar en innovación».
«Compartimos lo que han sido aprendizajes de nosotros como FracasoLab, donde buscamos incentivar las conversaciones con el rol del error y el fracaso, el rol que tiene en la creatividad, en la innovación y en la construcción de equipos que buscan seguridad psicológica para avanzar en sus proyectos de innovación. Muchas veces está presente el miedo al fracaso y eso se traduce en un comportamiento que es evitativo o es poco creativo y, por lo tanto, limita la potencia de cualquier idea creativa innovadora. Es fundamental aprender a mirar el error no como un enemigo ni como un obstáculo, sino como una palanca. Ya sea una palanca para decir… “por aquí no es y tenemos que movernos en otra dirección” u, “OK, estamos en buena dirección y tenemos que avanzar y aprender de esto”», enfatizó Cariaga.
Por su parte, la vicerrectora de Investigación, Desarrollo y Postgrado mencionó que «hay un cambio de biografía en uno cuando se tiene un fracaso. Y eso, en la vida, y, sobre todo a la juventud, yo creo que le hace mucho sentido hoy día, después de que estuvimos encerrados dos años, en que toman menos riesgos en su actuar como estudiantes. Así que yo creo que a ellos les vino muy bien esta charla. No solamente motivadora, sino de enseñanza, de que siempre sacamos una enseñanza de los fracasos».
Felipe Jara manifestó que comenzar este proyecto de Semillero hablando de cómo enfrentar el fracaso es fundamental, ya que «este es un trabajo súper arduo y que puede ser, por cierto, de mucha incertidumbre, con muchas insatisfacciones y satisfacciones. Insatisfacción en el sentido de que te equivocas, no vas encontrando la solución, llegaste a un callejón sin salida y gastaste algunos recursos. Por lo tanto, iterar es la palabra mágica acá, porque a la primera nunca te va a salir. Entonces hay que ir probando de distintas maneras. Y eso implica saber cómo enfrentarse con el fracaso, que no es un hito final en un camino, sino que es parte de una trayectoria».