Lunes 12 de Julio de 2021
La actividad se enmarcó en el día internacional del orgullo LGTBTIQ+ y contó con la participación de la estudiante Rocío Hinojosa quien abordó su proceso de transición.
En el marco de conmemorar el día internacional del orgullo LGBTIQ+, que fue el 28 de junio, la Unidad de Género y Diversidad (UDG) de la Universidad Central desarrolló el conversatorio ‘Identidades en Movimiento’; instancia que fue reconocida como un espacio de encuentro y conversación bajo la lógica de la dignidad, el respeto y los derechos humanos.
La actividad fue presidida por la jefa de la Unidad de Género y Diversidad, Priscilla Carrasco, quien dio la bienvenida y presentó el video testimonial realizado por Rocío Hinojosa, estudiante de Trabajo Social de la UCEN, quien abordó su proceso de transición y entregó un mensaje a las siguientes generaciones de diversidad y disidencia sexual donde afirmó que “se puede y no están solos, que va a costar, que Chile no va a cambiar si no participamos y que tenemos que hacer presencia y mostrar que existimos y resistimos”.
En tanto, Gonzalo Soto, psicólogo y académico de la Universidad Central se remontó a la lucha de las disidencias sexuales señalando que “sin memoria no hay orgullo”, así como también rememoró la criminalización y patologización que han tenido que vivir las personas de la comunidad LGBTIQ+, siendo todavía un camino que falta por recorrer.
El encuentro contó con un panel de conversación en el que participaron Rocío Hinojosa, estudiante de Trabajo Social UCEN y activista de la disicencia sexual; María Fernanda Pérez-Cuadrado, estudiante de Bibliotecología y Archivistica de la Universidad Alberto Hurtado; e Iris de Cristal Ceballos, estudiante de Gestión de la Información, Bibliotecología y Archivística.
Las panelistas exploraron sobre su proceso identitario, identificando la enseñanza media como un hito complejo; donde vivieron muchas veces discriminaciones, donde el cuerpo era criminalizado y enjuiciado por el solo hecho de existir. Comentaron que no nacieron en un cuerpo equivocado, sino más bien en una cultura equivocada, donde siempre estaba en tensión la identidad; sin embargo, es a partir de éstas experiencias que el contexto escolar comienza a transicionar. Dichas vivencias es lo que las lleva más tarde en la educación superior a enfrentarse con miedo y resistencia a estos nuevos escenarios, no obstante, se encontraron con contextos distintos, más confortables, abiertos al cambio y colaborativos.
Asimismo profundizaron en su sistema familiar como una red fundamental para el proceso de transición junto con el grupo de pares, donde muchas veces la negativa y el miedo fueron protagonistas, pero también reconocieron que es parte de un proceso de acomodación, de aprendizaje y cambio.
Como desafío apuestan a la sensibilización de los espacios educativos y junto a que sea respetado el nombre social y con ello la identidad y expresión de género, sin que haya un cuestionamiento a su vivencia y sea igual de válida que la del resto. Así también relevaron que es importante que existan mayores oportunidades a personas trans en los espacios educativos, así como también en los laborales, de manera que puedan desenvolverse en igualdad de condiciones.