Viernes 4 de Enero de 2019
El pasado 30 de diciembre se realizó un recorrido por este lugar, donde los participantes pudieron apreciar el paisaje precordillerano durante el verano, recolectar semillas de hierbas y reconocer aquellas especies más representativas del matorral y el bosque esclerófilo.
Dictación de talleres, caminatas al aire libre y otras instancias de colaboración para difundir la biodiversidad urbana, fueron las que se dieron durante el segundo semestre del año pasado, entre las escuelas de Arquitectura del Paisaje e Itinerante de Re-Conocimiento y Reproducción de Plantas Nativas.
En cada una de estas iniciativas no sólo participaron estudiantes o profesores de la FAUP, sino también la comunidad externa, que además de disfrutar de las actividades efectuadas en plazas y parques de la Región Metropolitana, pudieron ampliar sus conocimientos en relación a nuestras hierbas, flora y árboles nativos.
Y justamente para cerrar el 2018, es que el domingo 30 de diciembre se realizó una caminata abierta por el Parque Natural Quebrada de Macul, que entre otros propósitos, fue para apreciar el paisaje precordillerano en verano, recolectar semillas de hierbas y hacer un reconocimiento de las especies más representativas del matorral y bosque esclerófilo. Además, los asistentes disfrutaron y se bañaron en las aguas de la Quebrada de Macul.
Como ha sido habitual, esta actividad al igual que las anteriores que ha desarrollado la Escuela Itinerante, contó con la colaboración de la Escuela de Arquitectura del Paisaje, el Núcleo de Investigación de Biodiversidad Urbana (NIBU), el Vivero Rayún y la Corporación Patrimonio y Paisaje.
"En esta época del año, aquellas hierbas anuales y perennes que en invierno vimos reverdecer en el paisaje y en primavera florecer, en su mayoría ya han completado su ciclo natural, y tienen sus partes vegetativas secas, luciendo como una pradera de tonos amarillos, especialmente en zonas de mayor exposición solar y menor humedad", comentan Margarita Reyes y Javiera Delaunoy, ecólogas paisajistas de la U. Central y encargadas de la Escuela Itinerante.
En ese contexto, explican que para la mayoría de esas hierbas, se trata de una época de fructificación y liberación de sus semillas, por lo que es el momento ideal para recolectarlas. Esto "nos permite acercarnos y asombrarnos con el detalle de las estructuras, formas, colores, sabores o sonidos asociados a las estrategias de dispersión y particularidad de cada especie".
Entre las semillas de arbustos que se recolectaron ese día, estuvo el maqui (Aristotelia chilensis), especie que crece en zonas más húmedas y que fructifica en verano, siendo dispersado principalmente por las aves. Además, los presentes observaron "otros procesos y estrategias adaptativas a este tipo de clima mediterráneo, como por ejemplo la caída de las hojas en el tebo (Retanilla trinervia) para resistir la sequía del verano".
Durante el recorrido, se facilitaron lupas para que las personas observaran los detalles botánicos y se entregaron sobres de papel para dejar allí lo que se recolectó. Los participantes se llevaron semillas de hierbas nativas de sol, como la llamada manzanilla del cerro (Helenium aromaticum) y hierbas nativas de semisombra, como las perennes maicillo (Solenomelus pedunculatus) y el panginamun o pata de león (Sanicula crassicaulis), "junto con las instrucciones necesarias para iniciar el cultivo en sus hogares y la conciencia de que esta es una manera de contribuir como ciudadanos a la conservación de la biodiversidad", precisan.
Desde la Escuela Itinerante también agradecieron a la estudiante de Arquitectura del Paisaje, Olivia Hinojosa, quien colaboró con el registro fotográfico y la logística durante la caminata, así como a la comunidad estudiantil de la carrera "que nos acompañó, esperando que muchos más se sigan motivando para el próximo".
Con esta actividad finalizó el primer ciclo anual de actividades, el que continuará con un nueva fase a contar de marzo 2019.