Miércoles 18 de Diciembre de 2024
Por: Bryan Hernández Arpe , Académico carrera Terapia Ocupacional Universidad Central de Chile. Área de especialización Gerontología comunitaria.
La soledad de las personas mayores no es solo un problema emocional; sus consecuencias abarcan aspectos físicos y sociales. Estudios recientes publicados en The Lancet Public Health revelan que quienes experimentan aislamiento prolongado tienen un 26% más de riesgo de muerte prematura, además de un incremento en el deterioro cognitivo y enfermedades crónicas como hipertensión. Durante las festividades, estas dificultades se amplifican por la falta de contacto con familiares y redes sociales activas.
Desde la Terapia Ocupacional se destaca la importancia participar en actividades significativas interactuando en espacios que fortalezcan el sentido de pertenencia y reconexión social. En estos tiempos, diversas estrategias como talleres de cocina, actividades intergeneracionales y grupos de conversación han demostrado ser herramientas efectivas para combatir el aislamiento.
Las familias también pueden contribuir significativamente ante esta situación. Según el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), pequeños ajustes como facilitar el transporte o adaptar las dinámicas de las celebraciones para incluir a las personas mayores pueden marcar una diferencia sustancial. Es crucial que las familias hagan sentir a las personas mayores parte activa de la celebración reforzando sus capacidades y contribución en las dinámicas que se establecen entorno a estas festividades.
Experiencias internacionales como “los vecinos acompañantes en Dinamarca, muestran una alternativa plausible para enfrentar esta problemática, donde organizan visitas y actividades colectivas durante las festividades, logrando reducir la soledad en un 40% de su población mayor. Estas iniciativas podrían servir como modelo para el contexto chileno, adaptándose a las necesidades locales.
La soledad en las fiestas de fin de año no es solo un problema individual, sino un desafío colectivo. Las comunidades, las familias y los profesionales que trabajamos con personas mayores tenemos un papel fundamental para modificar esta realidad. Acciones como una llamada telefónica, planificar la celebración, realizar las compras en conjunto, una invitación a actividades comunitarias, pueden garantizar que ninguna persona mayor pase las festividades en soledad. Porque, al final, el verdadero espíritu de estas fechas radica en el compartir y acompañar.