Click acá para ir directamente al contenido

Viernes 11 de Abril de 2025

11 de abril: Día Mundial del Parkinson, una oportunidad para reflexionar sobre el tratamiento integral

El trabajo interdisciplinario en el tratamiento del Parkinson permite abordar todos los aspectos de la enfermedad, desde los síntomas físicos hasta los emocionales y cognitivos. La coordinación entre diferentes profesionales asegura un enfoque holístico y personalizado, lo que mejora significativamente la calidad de vida del paciente.

Carolina Pezoa Carrillos, directora carrera Psicología

Carolina Pezoa Carrillos, directora carrera Psicología

Carolina Rodríguez Olivares, académica carrera Terapia Ocupacional, Magíster en Neurorrehabilitación

Carolina Rodríguez Olivares, académica carrera Terapia Ocupacional, Magíster en Neurorrehabilitación

Cada 11 de abril se conmemora  el Día Mundial del Parkinson, una jornada dedicada a generar conciencia sobre esta enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta al sistema nervioso central y que, progresivamente, deteriora las funciones motoras y cognitivas de quienes la padecen.

La fecha ha sido elegida porque marca el  aniversario del nacimiento de James Parkinson, el médico británico que en 1817 fue el primero en describir la enfermedad en su ensayo “An Essay on the Shaking Palsy”. Desde entonces, y especialmente en las últimas décadas, los avances médicos y sociales han permitido entender mejor esta condición que afecta a más de 10 millones de personas en el mundo.

Aunque los temblores y la rigidez muscular son algunos de los síntomas más visibles, el Parkinson también genera alteraciones cognitivas, emocionales y sociales que deben ser abordadas desde un enfoque integral. Por eso, académicas de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad Central de Chile,  destacan la importancia del trabajo interdisciplinario para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Terapia Ocupacional: mantener la autonomía, incluso ante la progresión

Para la terapeuta ocupacional y magíster en neurorrehabilitación,  Carola Rodríguez Olivares, el tratamiento del Parkinson debe enfocarse en preservar la funcionalidad y la independencia del paciente, especialmente a medida que la enfermedad avanza.

“La Terapia Ocupacional juega un papel fundamental en las distintas fases del Parkinson. Ayuda a mantener la autonomía en actividades cotidianas, el bienestar emocional y la participación activa en la comunidad”, afirma.

Carola  explica que los enfoques más efectivos combinan actividad física, estimulación cognitiva y adaptaciones en el entorno del paciente.

“El ejercicio físico, como caminar o practicar Tai Chi, mejora la rigidez muscular, el equilibrio y el estado de ánimo. También usamos técnicas cognitivas como crucigramas o ejercicios de memoria, y enseñamos estrategias para organizar el tiempo y conservar energía”, detalla.

Además, señala que uno de los principales desafíos del paciente es la pérdida progresiva de autonomía. Por eso, los terapeutas ocupacionales trabajan en adaptar rutinas, modificar el entorno y acompañar emocionalmente, teniendo como objetivo principal el mantenimiento de la autonomía en las actividades de la vida diaria durante el máximo de tiempo posible.

“Entrenamos en actividades como vestirse o cocinar, prescribimos ayudas técnicas como utensilios adaptados o barras de apoyo, y asesoramos a la familia para que el hogar sea un espacio seguro. Lo emocional también es clave: empoderamos al usuario para que siga conectado con sus roles y su identidad”.La intervención de terapia ocupacional tendrá como objetivo principal el mantenimiento de la autonomía en las actividades de la vida diaria durante el máximo de tiempo posible. Después de la evaluación de TO se establecen objetivos específicos, como, potenciar la coordinación, movilidad, postura y equilibrio; compensar los déficits con cambios en la ejecución de las actividades de la vida diaria; prescribir adaptaciones y/o ayudas técnicas: minimizar las barreras arquitectónicas en el hogar y asesorar a la familia

La académica de la carrera de Terapia Ocupacional, resalta que el abordaje debe ser interdisciplinario, trabajando de la mano con neurólogos, kinesiólogos, fonoaudiólogos, nutricionistas, psicólogos y otros profesionales de la salud.

Psicología: atender también las emociones que no se ven

La directora de la carrera de Psicología, Dra. Carolina Pezoa Carrillos, indica que el Parkinson no solo afecta el cuerpo, sino también la salud mental de los pacientes y sus cuidadores.

“El diagnóstico puede generar ansiedad, depresión y una sensación de pérdida de control. Muchos pacientes se enfrentan a la incertidumbre del futuro, lo que impacta directamente en su bienestar emocional”, explica.

Carolina Pezoa enfatiza que este impacto también alcanza a los cuidadores y familiares, quienes muchas veces experimentan altos niveles de estrés.

 “El entorno familiar se ve afectado. Las responsabilidades se redistribuyen y la adaptación a la nueva dinámica genera una carga emocional importante. Por eso, las intervenciones psicológicas deben incluir también a los cuidadores”, agrega.

Las terapias cognitivo-conductuales y de apoyo son claves para mejorar la autoestima, fortalecer la resiliencia y fomentar una actitud positiva frente a la enfermedad

¿Cuáles son los cambios más notables que observa en los pacientes después de trabajar en su salud mental?

"Después de trabajar en su salud mental, los cambios más notables en los pacientes suelen incluir una mayor resiliencia, una mejora en la calidad de vida y un aumento en la capacidad para manejar los síntomas de la enfermedad. Muchos reportan una reducción en los síntomas de ansiedad y depresión, así como una mayor satisfacción con su vida diaria".

Ambas especialistas coinciden en que el tratamiento del Parkinson debe ir mucho más allá de la medicación. Implica acompañar al paciente en todos los niveles: físico, cognitivo, emocional y social. Y hacerlo desde la colaboración de distintos profesionales de la salud.

Este 11 de abril, en el Día Mundial del Parkinson, el llamado es a comprender la enfermedad en toda su complejidad, promover el diagnóstico temprano y asegurar el acceso a tratamientos integrales que dignifiquen la vida de quienes la enfrentan.