Viernes 19 de Abril de 2024
Por: Diego Silva Jiménez, Académico Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud Universidad Central
En pleno 2024 el planeta tierra sigue siendo el único lugar donde podemos vivir como humanidad. Sin embargo, y a pesar de lo evidente de esto, no hacemos mucho por mantener en buenas condiciones al tercer planeta más cercano al sol de la vía láctea. Prueba de esto es el aumento de la temperatura, entre 0,5° y 1,5° por sobre el promedio normal de los últimos 40 años, lo que ha provocado un caos climático, debido al antropocentrismo, que sitúa al ser humano por sobre todo ecosistema, provocando grandes desequilibrios ecológicos y catástrofes ambientales en este proceso.
Estos problemas son producto del crecimiento desenfrenado y poco sostenible de la humanidad y que nos han llevado a desastres climáticos, como, por ejemplo, el déficit de lluvia, el aumento de las sequias, el aumento de la desertificación, la acidificación de los océanos, los mega incendios forestales, los tifones, huracanes y el desplazamiento forzado por parte de humanos y animales por dichas condiciones.
En el día mundial de la tierra que se celebra cada 22 de abril desde 1970, se busca trabajar en la protección del medioambiente, la conservación de la biodiversidad y la lucha contra la contaminación y el cambio climático, todo esto se ha sumado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas, sobre todo en su objetivo 13 de la Acción por el clima.
Frente a esto debemos ser capaces de reaccionar sobre el daño que le hacemos a la tierra (medioambiente ) y cómo este daño repercute en nuestra propia salud. Para esto se debe trabajar en el modelo de “one health” (una sola salud) , que aborda de manera integrada la salud humana, la salud ambiental y la salud animal, comprendiendo la sinergia que promueve dicha protección en todos los ámbitos de nuestra vida.
Ejemplo de ello son los problemas, asociados al clima que inciden en la salud de las personas, problemas nutricionales debido a los escases de alimentos, de salud mental, migratorios por problemas de falta de agua para el consumo humano y problemas crónicos al riñón por las altas temperaturas y la poca hidratación y agravamiento de enfermedades cardiovasculares, que sean sensibles a deshidratación, solo por mencionar algunas.
Todo es también afecta la salud animal, quitándoles su medio ambiente y presionándolos a vivir en zonas más pequeñas, para luego vernos envueltos en un aumento de enfermedades infectocontagiosas zoonóticas, como el virus B, la fiebre Q, o en la actualidad el dengue. Además de avistamiento de animales salvajes en “zonas urbanas” que antes eran su territorio.
Frente a la actual crisis climática que afecta a la tierra, debemos plantarnos firmes desde todas las áreas, salud humana, ambiental y animal para trabajar en conjunto por la protección del medioambiente, la conservación de la biodiversidad y la lucha contra la contaminación y el cambio climático, para dejar el mundo mejor de como lo encontramos.