Jueves 27 de Abril de 2023
Por: Verónica Collao Cruz, Académica Facultad de Ciencias de la Salud, U.Central
En nuestro país ocurrieron 136 mil muertes durante 2022 y la principal causa fueron las enfermedades del sistema circulatorio, las cuales incluyen corazón, venas, arterias y capilares, con un 23,13% de totas las muertes totales, y de estos decesos un 50,64 % fueron en el hogar o camino al centro asistencial, es decir cuando la mayor parte de las veces quienes atienden a las víctimas del colapso súbito son un familiar, vecinos o amigo.
Ante este escenario se hace necesario e imprescindible la entrega los conocimientos de maniobras de reanimación cardiopulmonar no solamente al personal de salud, sino también a la población general.
Las personas de la comunidad que reciben capacitación de esta índole, tienen las herramientas para reaccionar de manera rápida y adecuada, pudiendo dar inicio a las maniobras y activación del sistema de emergencia, convirtiéndose de esta manera en el primer eslabón de la cadena de supervivencia, postulada por la Asociación Americana del Corazón (AHA) organización sin fines de lucro, validada a nivel mundial que tiene como propósito capacitar a la población general y a los profesionales de la salud, en soporte vital básico y avanzado, siendo su principal misión fomentar: “Una vida más saludable, libre de enfermedades cardio y cerebrovasculares, con el objetivo de reducir la tasa de muerte por enfermedad coronaria y ataque cerebral”.
Está demostrado, por estadísticas a nivel mundial publicadas por la AHA , que un 70% de la víctimas que cursan un paro cardiorrespiratorio lo hacen en un ambiente extra hospitalario, siendo la sobrevida entre un 2% y 11%, algo que se relaciona directamente con la aplicación de manera precoz de las maniobras de reanimación cardiopulmonar, donde se realicen compresiones de alta calidad y uso de un desfibrilador externo automático (DEA) de manera inmediata hasta que llegue el servicio de emergencia, esto aumentaría la sobrevida y disminuirían las secuelas posteriores.
El desafío que se nos presenta hoy, tanto a nivel nacional y mundial, está sustentado en las recomendaciones que realizan las instituciones como American Heart Association o el European Resuscitation Council, las cuales postulan que la instrucción de estas maniobras se introduzca durante la educación básica obligatoria, debido a que el colegio es un espacio ideal para comenzar el entrenamiento de la comunidad.
Para lo anterior existen números razones, por ejemplo, los niños pueden construir su aprendizaje de varias formas mediante asociaciones, colaborando y cooperando con el otro, observando y viviendo cada entrega de conocimiento, además al estar en un espacio educativo es un sitio fértil que va a facilitar la adquisición de estas habilidades al encontrarse todos juntos en pro del aprendizaje con sus docentes y padres.
Si bien la edad es importante, también lo es la madurez que posea el niño/a, para poder incorporar los conceptos, habilidades y actitudes necesarias para realizar la RCP básica con suficiencia, por lo que en la educación inicial puede comenzar como un juego, con el objetivo de tener los cimientos firmes para después.
Esto hace necesario que se incorporen de manera obligatoria en los currículums educacionales, en las asignaturas más afines, ya que, si tenemos un niño/a en edad escolar que conozcan y maneje estas habilidades tendremos una comunidad de adultos que pueda Salvar una Vida.