Jueves 14 de Diciembre de 2023
En esta breve entrevista, la psicóloga especialista en enfoque de género y abordaje clínico de las disidencias sexuales, nos habla de las características de su trabajo y de la evolución que ha tenido este tema en el país.
Uno de los cambios sociales más relevantes que podemos percibir en el país es la necesidad de reconocer a Chile como un país diverso y que en sus diferencias también radica su riqueza. En este ámbito la Universidad Central impulsa un enfoque de inclusión y de valoración de las diferencias como oportunidad para la construcción de una mejor sociedad.
En este contexto, es importante destacar la labor de docentes y estudiantes que han egresado para continuar con una labor de activismo y de investigación para la validación de derechos de las disidencias sexuales, como es el caso de Valentina Marambio, egresada de la carrera de Psicología, quien expuso, en forma reciente, en la IV Conferencia Internacional NMCI: no monogamias e intimidades contemporáneas, realizada en la ciudad de Valparaíso.
¿Cuáles fueron las conclusiones de su ponencia?
Mujeres lesbianas, bisexuales, pansexuales, viven procesos de socialización (a nivel estructural-cultural como relacional) en un marco heteronormativo y hegemónico en el cual, a través de operaciones constantes de repetición de rígidos códigos binarios “masculino” y “femenino” tienden a crear durante el tiempo un autorrelato, y por ende una autopercepción, que las lleva a reproducir dinámicas, estereotipos marcados y roles de género como posiciones de poder y expectativas sexuales, de expresión, económicas, afectivas, etc., tanto en sus vínculos de pareja como con ellas mismas. Y no sólo eso, también las lleva replicar dinámicas de dominación/sumisión, de misoginia, y de violencia en todos sus tipos.
¿Cuál sería su mirada sobre esta situación compleja y muchas veces invisibilizada?
Desde la teoría queer y mi trabajo como psicóloga busco llevar a cabo este ejercicio de análisis de este fenómeno, no castigando ni demonizando los roles de género o las formas en las que nos vinculamos, sino más bien es un llamado a reflexionar sobre nuestras propias historias, nuestros propios prejuicios, qué roles hemos aprendido a cumplir en nuestras relaciones y que, si al final del día estamos conformes o queremos cambiar algún elemento que configura nuestras interacciones y que está causando un malestar lo podemos tomar como una oportunidad de cambio y resignificación.
¿Cuál es el desarrollo de este tema en el país?
Si bien ha habido un trabajo por la lucha de las maternidades y la salud sexual de mujeres (cisgénero y trans) lesbianas, bisexuales y pansexuales, lo que ha estado adquiriendo fuerza gracias al activismo de mujeres y organizaciones ha sido el enfrentar los crímenes de odio que reciben sistemáticamente estas mujeres, aumentando el énfasis en la lucha contra la violencia. Pero todo lo que es teórico sobre esta mujeres desde las Ciencias se reduce a un nicho, ya que son pocas personas y profesionales aún quienes se especializan, casi por cuenta propia, en cuestiones de género y sexualidad, y que además tengan los medios económicos y de infraestructura que permitan dan pie a desarrollar estos temas de análisis.
¿Es suficiente lo que se está haciendo en términos de políticas públicas y desde la academia en este ámbito?
Es bastante escaso para lo urgente que es su análisis y visibilización. Quienes más están abogando por la importancia de analizar, categorizar y teorizar sobre estos temas están en el activismo principalmente, ya que todavía todo lo que engloba e implicar temáticas de diversidad sexual y disidencias encuentra todo tipo de resistencias a niveles institucionales (tanto desde las universidades y sus mallas curriculares, desde las líneas editoriales de los medios de comunicación, en políticas públicas y a niveles de salud pública). Por ende, no es de extrañar que el gran porcentaje de las investigaciones en Chile estén todavía centradas a analizar las experiencias, identidades y relaciones heterosexuales, no solamente reforzando la consolidación de estas como el modelo oficial de interacción, sino que dejando de lado un porcentaje importante de la población quienes sus vivencias, formas de interacción, construcción de identidades, etc., existen, las vemos y conocemos, por ende son iguales de enriquecedoras y fascinantes de entender.
¿En qué aspectos debemos avanzar como país?
A nivel institucional el mayor reto está en crear criterios de autoanálisis, y ser capaces de reconocer en sus estructuras, discursos y proyectos cuánto del orden social (que es hegemónico y heteronormativo) está moldeando las experiencias de los miembros de una sociedad que no se ajustan o les representan estas dinámicas, por ende impidiendo el libre y consciente desarrollo de las diversidades sexuales y disidencias (y en este caso las mujeres lesbianas, bisexuales y pansexuales).
¿Cuál sería el desafío para las universidades?
A nivel universitario justamente está presente este reto a lo largo de las carreras, ya que desde la academia y las teorías oficiales se replican categorías de análisis o formas de conocer ciertos fenómenos sociales aún desde una mirada sesgada y patriarcal. Y de esta forma, quizás sin darse cuenta, siendo cómplices precisamente del por qué estos temas no tienen oportunidades de ser estudiados y crear modelos de intervención para su desarrollo.
El reto tanto universitario como para cada profesional (sobre todo colegas de psicología) es considerar teorías que son aportes al entendimiento humano, como la teoría queer, el enfoque de género y la interseccionalidad, y sobre todo que reconoce a parte de la población que difícilmente es estudiada y tomada en cuenta como son las experiencias disidentes y de diversidad sexual.
Por último, es necesario abogar por una fuerte postura en contra de los discursos de odio y representaciones caricaturescas tanto en la cultura, en la prensa, en los espacios educativos, en la política y desde el encuentro más próximo que son nuestras relaciones interpersonales.
En lo individual, ¿cuál sería el camino para que aquellas personas que han detectado en sí mismas la reproducción de los patrones patriarcales de dominación, misoginia y violencia?
En esos casos es muy importante reconocer estas conductas, pues la estructura de nuestra sociedad nos sigue imponiendo un universo simbólico de quienes se supone debemos ser, con roles muy interiorizados y arraigados. Entonces este problema no se afronta ni se transforma sólo con la teoría y argumentos, sino que también mediante un trabajo emocional en el cual nuestro rol profesional, como terapeutas juega un rol clave, ya que podemos propiciar espacios para trabajar conscientemente en un autorrelato y las diversas interacciones con los demás de una manera que haga mucho más sentido sobre quienes hemos sido, quienes somos y quienes queremos ser.
En la actualidad, la psicóloga Valentina Marambio se dedica al trabajo clínico , que combina con su labor en la Fundación Todo Mejora, siendo voluntaria de la Hora Segura que es su línea de ayuda online dirigida a niñeces, adolescencias y juventudes LGBT+ brindando contención emocional, intervención en crisis y primeros auxilios psicológicos. Además, participó en el proyecto de educación sexual integral en el colegio Carmela Carvajal el año 2022 por medio del programa “Changemakers” dirigido por Todo Mejora y la fundación Kids Rights ubicada en los Países Bajos.