Viernes 15 de Diciembre de 2023
Proyecto rescató el valor de las personas de la tercera edad para transformarlas en agentes comunitarios de apoyo para quienes estén en la compleja etapa terminal de sus vidas.
“Agradecemos a la Fundación y a las profesoras de la Universidad por ser favorecidas con este proyecto en que hemos aprendido tanto de este taller maravilloso que nos convierte en voluntarios para acompañar a quienes nos necesitan y van a dejar este mundo”. Así lo expresó Josefina Millán, participante del proyecto “Construcción de redes Compasivas para el cuidado al final de la vida”, desarrollado por docentes de las carreras de Terapia Ocupacional, Psicología y Trabajo Social de la Universidad Central en conjunto con la Fundación Cerro Navia Joven.
La iniciativa capacitó a voluntarios y voluntarias de la tercera edad, que participan en la Fundación, para acompañar a personas que presentan diagnósticos terminales. De esta forma, ellos y ellas serán agentes comunitarios de apoyo para quienes estén en este proceso de sus vidas y para sus familias.
En este sentido, la académica de la Carrera de Terapia Ocupacional y una de las gestoras del proyecto, Alicia Valdés, indicó que “en términos metodológicos nosotros adaptamos un modelo internacional impulsado por la OMS en torno a la formación de redes compasivas en la comunidad y también contamos con el apoyo de la Fundación Elizabeth Kubler-Ross, quienes tienen amplia experiencia en el mundo en el ámbito de final de vida”.
Asimismo, destacó que “la cercanía a la muerte es uno de los periodos más críticos que vive el ser humano, donde se puede experimentar lo que se denomina el dolor total, como experiencia, física, psicológica y espiritual, por lo que contar con apoyos en la comunidad para ellos, ellas y sus familias es muy necesario , y es allí donde está el enorme trabajo de este proyecto”.
Las y los voluntarios desatacaron, a su vez, el gran valor que tiene esta iniciativa al haber considerado a personas adultas mayores para ser capacitados, “Aquí no nos miran como que somos la abuelita que debe ir a la plaza a esperar la carroza, en este proyecto nos hemos sentido valorados, porque aún tenemos mucho para dar y somos importantes para gente que nos necesita en un momento tan crítico de sus vidas”.
En relación al futuro del proyecto después del cierre de esta primera etapa, Alicia Valdés es clara en señalar que cuentan con el apoyo tanto de la Universidad Central, como de la Fundación Cerro Navia Joven para continuar formando voluntarios y voluntarias para apoyar a personas que estén el proceso de final de vida, fortaleciendo estas redes compasivas.