Martes 12 de Mayo de 2020
Columna de opinión del académico de la carrera de Psicología UCEN, Georg Unger.
La atención de la salud es el fin último de la red asistencial y de allí la importancia sobre el modo como ella se construye. Su análisis toca a la población, a los recursos y al contexto ecológico social donde todos esos elementos adquieren un valor diferencial.
La información guía esos procesos porque la atención de salud es una práctica psicosocial y tecnológica ancestral. En cada situación y “espacio sanitario” (dibujado por las condiciones de vida, los servicios disponibles y las variables epidemiologías, entre otros) unos problemas son más críticos que otros y esto determina que el sistema de salud como todo sistema adaptante debe ser liderado por actores reflexivos.
La visión de sistema, de la información, de los estilos de vida y de la gerencia aparecen en la actualidad como elementos críticos para desarrollar la atención de la salud.
El alcance limitado de los sistemas locales y nacionales de salud en la Latinoamérica, evidencian que los sistemas de salud siguen conectando con parte de la demanda y configurándola incluso y, escasamente con las necesidades de bienestar de las poblaciones.
La crisis está en el modelo hospital céntrico y la obsesión por la urgencia, como ha demostrado la recurrente situación de las camas críticas en el país. El COVID 19 viene a alojarse en ese sistema, uno dual, donde los usuarios se comunican como estadísticas, pero que el personal de salud o el familiar o cuidador ve morir en soledad como una persona con mayor o menor dignidad y cuidados
La crisis es sistémica. Por lo mismo la mirada de la Psicología Social, Comunitaria y la Evaluación pueden contribuir especialmente en estos momentos, tal como lo ilustra la literatura del campo.