Jueves 31 de Agosto de 2023
Por: Viviana Araya Pacheco, académica Enfermería U. Central
El cáncer terminal es una realidad dolorosa que afecta a millones de individuos y sus familias en todo el mundo. En 2019 las enfermedades oncológicas fueron la primera causa de muerte en Chile, estando entre los primeros lugares el cáncer de estómago, próstata, mama, sistema respiratorio y vesícula. En nuestro país muchas de estas patologías cuentan con cobertura GES o al menos con cuidados paliativos en las fases terminales, sin embargo, cuando una persona recibe un diagnóstico de cáncer en una etapa avanzada, el cuidado que se le brinda en el hogar adquiere una relevancia mayor.
La empatía juega un papel fundamental, la capacidad de escuchar, comprender y compartir las emociones y experiencias de los pacientes es esencial para proporcionar un entorno de apoyo. Al mostrar empatía los cuidadores pueden crear una conexión significativa con los pacientes, brindándoles la tranquilidad y el consuelo necesarios durante este difícil proceso. Quizás es más relevante cuando la enfermedad afecta a un niño, un joven o un adulto, ya que hay planes o proyectos de vida que se ven truncados producto de la enfermedad, en ese contexto es un duelo anticipado, y por lo tanto escuchar y atender el llanto sin tratar de minorizar la pena es vital para el paciente, fundamentalmente porque enfrentar la muerte es difícil y algo que sólo vive el paciente.
Junto a la empatía, una comunicación abierta y efectiva entre el enfermo, su familia y los profesionales de la salud es crucial. Los cuidadores deben fomentar un entorno en el que las personas se sientan cómodas expresando sus inquietudes, necesidades y deseos. Además, una comunicación clara y compasiva puede ayudar a los seres queridos a comprender y enfrentar mejor la situación, promoviendo así una toma de decisiones informada y un mayor apoyo emocional. Conversar de aspectos pendientes o metas reales en el ámbito familiar, laboral, económico, legal, incluso de la muerte puede ser sanador para el enfermo.
El acompañamiento también es una parte esencial del cuidado, a menudo, las personas se sienten aislados, avergonzados y/o temerosos. Estar presente como amigo o familia, ofrecer compañía, no sólo al enfermo sino también al cuidador o cuidadores principales, puede marcar una gran diferencia en su bienestar emocional. El simple acto de escuchar y estar disponible para conversar puede brindarles un sentido de tranquilidad y apoyo en momentos de angustia. Muchas veces pequeñas acciones tales como estar disponible, comprar un insumo, cocinar algo, apoyar en los traslados, o atender lo que solicite la persona y/o cuidador, soluciona grandes problemas.
El cuidado de personas con cáncer terminal debe ser holístico, abordando todas las dimensiones de su bienestar, entre ellas la atención espiritual, es así, como interesarse por las creencias y respetar los valores darán una cuota de tranquilidad y puede aportar a un mejor enfrentamiento o dar sentido a la enfermedad. Muchas veces, el ámbito espiritual se refleja en cadenas de oración, sacrificios o mandas, operaciones espirituales, visitas a templos, oraciones de un pastor o sacerdote, extrema unción, o la administración de algún tratamiento sin evidencia científica. Y en relación a lo último, si hay algún tratamiento sin evidencia u operación espiritual que el enfermo solicite, si no hay contraindicación con el tratamiento médico, no es el momento de criticar, sino más bien facilitar y apoyar.
Finalmente, no debemos pasar por alto el impacto emocional que el cuidado de personas con cáncer terminal puede tener en los propios cuidadores, el agotamiento y el estrés son comunes en esta labor, por lo tanto, es fundamental proporcionarles todo lo anterior y los recursos necesarios para que puedan desempeñar su papel de manera efectiva, todo en pro del enfermo. Ofrecer espacios de descanso y dispersión, asesoramiento y programas de apoyo puede ayudar a los cuidadores a mantenerse emocionalmente saludables y capaces de brindar un cuidado óptimo.
Cuidar de un ser querido con un diagnóstico de cáncer terminal es una experiencia emocional y físicamente desafiante y llena de sacrificios, considerando algunas de estas pautas ayudará al paciente y a su entorno a enfrentar este complejo escenario, se requiere el apoyo familiar y/o de amistades en base a sus recursos o potencialidades. Considere además la oportunidad de reflexionar sobre la experiencia, reconocer lo positivo y lo negativo de la situación, servirá para quedar con un aprendizaje significativo de vida que facilitará un duelo no patológico y entregar una muerte digna al enfermo.