Martes 22 de Junio de 2021
Te invitamos a leer la columna de opinión del Dr. Eduardo Sobarzo del Instituto de Investigación y Postgrado de Facsalud.
Se ha dado a conocer por la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos) de Estados Unidos, órgano que resuelve el uso de fármacos en el tratamiento de enfermedades en el país del norte, y como orientación médica a todo el mundo, un medicamento llamado Aducanumab del laboratorio BioGen cuyo lema para promocionar su repentina aparición pública es que reduce notablemente la placa beta-amiloide de las neuronas, y que por dicha “cualidad”, podría ser una alternativa interesante en el tratamiento del Alzheimer. Eso sí, poniéndose el “parche ante la herida”, mencionan que es solo para pacientes donde la enfermedad está diagnosticada en el primer nivel o en fase inicial. Si bien es interesante y esperanzador para cualquier persona que sufre esta “enfermedad del olvido”, el mismo comité de expertos y externo al órgano regulador de medicamentos, no estuvo completamente de acuerdo con esta decisión de la FDA por falta de pruebas más sólidas que apoyen esta eficacia en el tratamiento del Alzheimer (que no es lo mismo que eliminar o retardar la enfermedad, ya que está involucrado otro causante de la enfermedad; las proteínas tau). Si bien es cierto que no hay pruebas de que en etapas medias o avanzadas de la enfermedad se produzca el mismo resultado que menciona BioGen, la FDA igual le dio “luz verde”. La polémica está servida. En Chile tenemos alrededor del 1.06% de la población con esta u otra demencia, la pregunta es: ¿Será bueno ensayar en nuestro país este fármaco en pacientes con Alzheimer, cualquiera sea su etapa? Mi conclusión es NO, aunque la tentación de hacerlo se deriva porque, el Hospital Butler de Rhode Island en EEUU, comenzó esta semana el ensayo clínico de Aducanumab con la aparición en escena de Medicare, la compañía aseguradora de salud que parece ofrecería la cobertura sanitaria a pacientes en etapa inicial al costoso medicamento. Usted termina de leer esta columna y se sonríe. Obvio, cualquier relación ficticia aplicada a nuestro actual sistema de salud, es solo imaginación del lector.