Jueves 18 de Mayo de 2017
El sociólogo Nicolás Gómez enfatizó que la participación en estas instancias "nos permite mantener el vínculo con los investigadores de las otras casas de estudios y con las organizaciones que producen conocimientos".
En la Red, convocada la Confederación General de Cooperativas de Chile (CONFECOOP) en asociación con CORFO y el apoyo de Oriencoop y Sermecoop, participaron distintas organizaciones para intercambiar experiencias en torno a mutualismo, cooperativismo, turismo de base comunitaria, redes de trueque y monedas sociales.
El V Encuentro se realizó en la sede metropolitana de la Universidad de Valparaíso. Contó con la colaboración de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, la Universidad de Santiago de Chile, la Universidad de Playa Ancha, la Universidad Católica del Maule, FECOT, la Coordinadora Nacional de Comercio Justo, CONAPACH, UNAF-Chile, ANAMURI, MODATIMA y la Vicaría de la Pastoral Social del Arzobispado de Santiago.
Tras la reunión, Nicolás Gómez sostuvo que “la participación en estos encuentros nos permite mantener el vínculo con los investigadores de las otras casas de estudios y con las organizaciones que producen conocimientos. Además, es ahí donde se hace factible establecer diálogos con las y los integrantes de las organizaciones que hacen economía basada en relaciones de asociatividad y donde sus trabajadores son, al mismo tiempo, sus propietarios”.
El académico destacó las reflexiones que propusieron en sus exposiciones Rogerio Dalló de la Conferencia Latinoamericana de Cooperativas y Mutuales (COLACOT, BRASIL) y de Joan Melé (España). Además, subrayó las opiniones de Horacio Azócar, presidente de la CONFECOOP, “en torno –dijo- a que no basta con que la economía que estudiamos, proponemos o hacemos, sea solamente una economía social, porque tenemos que ver las variables que sí están en las prácticas para comprender que estas economías se basan en la reciprocidad o, como se dice, en la solidaridad”.
“En ese entendido, a mi modo de ver – opinó Gómez- estamos ante una economía que es un patrón de inclusión o son economías de integración, las cuales se las pierde de vista pero ya nos han demostrado su eficiencia. Por ejemplo, en el último CENSO, ahí hubo un sentido trascendente que animó a todos los chilenos a abrir sus puertas y para otros fue trabajar voluntariamente en favor del bien común. Entonces, debemos esforzarnos en estudiar sus dimensiones y variables, ver cómo se producen las identidades laborales y ver los circuitos de transmisión de conocimientos que hacen posible que todas ellas compartan lugares comunes”.
Con relación a lo académico, el investigador señaló que “es indudable que los que trabajamos en las universidades nos llevamos una tremenda responsabilidad porque necesitamos establecer un quehacer mucho más sistemático, para así llevar adelante lo que nos propuso el último foro de esta jornada de dos días, o sea, pensar en territorios que transiten hacia el Buen Vivir”.