Viernes 1 de Septiembre de 2017
Las recientes discusiones presentes en nuestra sociedad han vuelto a instalar el temor y pánico a que defendamos desde lo ideológico nuestras posturas y nos ha llenado de incertidumbre como sociedad significando las ideologías como argumento de disuasión.
La ideología puede verse como un conjunto de intereses, conceptos, razonamientos entre otros que definen y orientan nuestro actuar, resulta inherente y fundamental para el desarrollo de nuestra sociedad, su dificultad radica en la comprensión de las ideas como algo que tiñe de mala forma nuestro actuar, sentir y pensar.
Más allá de los apellidos que llevan dichas iniciativas "La educación es un bien de consumo", "dios es mi copiloto", "los homosexuales están enfermos", "a mis hijos los educo yo", evidencian algo que nos podría llamar la atención: temor a personas que piensan diferente, y ante esa diferencia nos es más fácil huir, descalificar, acusar antes que revisar nuestras miradas para que en colaboración podamos sumar, agregar y construir, implicando un proceso profundo de búsqueda y reconstrucción de ideas y argumentos, y allí quizá radica la gran dificultad, abrirnos a lo desconocido y la incertidumbre.
Resulta novedoso experimentar con nuevas realidades, abriendo el diálogo constructivo y fecundo a un nuevo porvenir. Habrá que pensar por ejemplo que los seres humanos migrantes son mucho más que mano de obra, delincuentes y ladrones, más que mal nuestra ideología también se ha formado gracias al complejo mestizaje cultural y genético que ha dado luz a nuestra patria.