Lunes 12 de Junio de 2017
El académico Gabriel Urzúa señaló que debe mejorar la articulación entre el mundo académico, la sociedad civil y el Estado. Indicó incluso que las universidades debiesen incorporar seriamente estos temas en las mallas curriculares.
El panel del programa en vivo que conduce el periodista Pablo Millas estuvo integrado también por el presidente de la Fundación Iguales, Juan Enrique Pi; la cofundadora de la Corporación Humanas, Kena Lorenzini; y el diácono Eduardo Durán, de la Catedral Evangélica de Chile.
Cada uno desde su perspectiva abordó diversos aspectos de la identidad de género, debate motivado por el proyecto de ley que presentó la presidenta Michelle Bachelet para avanzar en el matrimonio igualitario.
El psicólogo y académico Gabriel Urzúa aclaró, en primera instancia, que la homosexualidad no es una enfermedad mental. “Parece una perogrullada- dijo- pero circula en la representación de la homosexualidad o lo trans (transexualidad) como un elemento patológico, enfermo y eso no es azaroso. Es una orientación sexual como cualquier otra; forma parte de la heterogeneidad, la diversidad, de la especie humana”.
Llamó la atención sobre el hecho de que hasta 1973, el manual estadístico utilizado para la formación de psicólogos y psiquiatras de trastorno consideraba la homosexualidad como una “desviación sexual”.
En su opinión, esto se acaba por “una lucha política principalmente de la sociedad civil”. Destacó que “la diversidad sexual y de género ha existido desde el inicio de la humanidad, pero ha sido `invisibilizada`”. Se han cambiado las percepciones y enfoques “gracias a las organizaciones de la sociedad civil que han impulsado al mundo académico y al Estado a hacernos cargo medianamente del tema”, señaló.
Urzúa destacó que desde el 2013 la psicología categoriza lo trans como una “disforia” lo que significa “malestar, estrés, angustia”. Esto es, en su opinión, “promovida fundamentalmente por el estigma social, por la violencia simbólica y material”. Afirmó que “el problema no es lo trans; el problema son las consecuencias sociales que acarrea”.
En su intervención, el profesional también criticó duramente los intentos de “modificar la orientación sexual”, considerándolos “un asunto muy delicado…La psicología también ha sido responsable de este tema porque, por ejemplo, se han intentado practicar terapias reparatorias con consecuencias funestas”. Al respecto, destacó que las tasas de suicido de las personas trans son de un 40 por ciento y de un 5 por ciento de quien no lo son.
Finalmente, Gabriel Urzúa abogó por seguir discutiendo sobre este tema – “porque los espacios existentes hoy son muy pocos”-, enfatizando que debe mejorar la articulación entre el mundo académico, la sociedad civil y el Estado. Indicó incluso que las universidades debiesen incorporar seriamente estos temas en las mallas curriculares.
En su perspectiva, el asunto principal tiene que ver con “cómo aceptamos al otro en su diferencia”, enfatizando, en varias oportunidades, que en la actualidad “Chile no es un país inclusivo”.
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