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Viernes 30 de Octubre de 2015

Daniela Díaz: Primera infancia en Chile y la promesa de un futuro esplendor

Por Daniela Díaz Bórquez, investigadora de CESOP, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central.

El tercer informe del Observatorio Niñez Adolescencia "Infancia Cuenta en Chile 2015" es claro en señalar la alta precariedad en la que viven los niños y niñas de 0 a 5 años en nuestro país: La primera infancia es la población más afectada por condiciones de pobreza en todas y cada una de las Regiones de Chile, respecto del total de población infantil y también respecto del mundo adulto. Un 27,3% de niños y niñas de 0 a 5 años experimenta condiciones de pobreza multidimensional, lo que significa que viven en hogares que presentan tres o más carencias en materia de salud, educación, vivienda y/o trabajo y seguridad social.

En lo relativo a salud 3 de cada 10 niños y niñas menores de 6 años presenta problemas de obesidad o sobre peso que conllevarán otras afecciones de salud tempranas en un futuro no muy lejano; hipertensión, diabetes, entre otros problemas de salud, y/o posibles problemas de salud mental (depresión y problemas de autoestima), que seguirán sin duda obstaculizando su pleno desarrollo y limitando el ejercicio de otros derechos.

En materia educacional las cifras no son mucho más alentadoras: Solo 3 de cada 10 niños y niñas se encuentran matriculados en educación parvularia, lo que resulta particularmente preocupante si se considera que el Programa Chile Crece Contigo en la intención de consolidar un sistema de garantías universales para la infancia, establece específicamente garantías de acceso a ayudas técnicas, salas cunas y jardines infantiles para las familias más vulnerables. ¿Cómo esperar rendimiento académico futuro cuando la educación temprana no es de libre acceso para los niños y niñas, o cuando quienes acceden a ella ejercen su derecho a la educación desde contextos precarios y condiciones de vida no aceptables?

La inversión pública en el desarrollo de la niñez tiene la tasa más alta de retorno y resulta más eficiente y efectiva cuando se invierte en niños y niñas de familias más desfavorecidas; donde se estima un retorno de siete por cada uno de los dólares invertido en primera infancia (Heckman, 2012). Si bien Chile ha avanzado en esta línea, los esfuerzos aun resultan insuficientes.

Más allá de las cifras, lo que queda claro es que en la primera infancia convergen dramáticamente condiciones materiales de pobreza y escasez de oportunidades educativas, que implican limitadas oportunidades de acceso a posibilidades de desarrollo pleno, pero que lamentablemente también condicionan la vida futura de esos niños y niñas que tendrán que sortear mayores dificultades que el resto de sus pares para poder ejercer sus derechos en el futuro.

En el contexto político, nos encontramos frente a la posibilidad de contar finalmente con un Sistema de Garantías de los derechos de la niñez que permita proteger y garantizar los derechos de niños, niñas y adolescentes en Chile. No obstante, ley en si misma resulta insuficiente sin una política nacional de infancia y una estrategia de acción clara que permita implementarla en cada uno de los territorios del país. En este escenario, el Estado tiene que continuar trabajando desde la tensión entre las garantías universales para todos y todas las niñas, y la generación urgente de políticas públicas específicas y focalizadas que permitan mejorar los estándares de protección de derechos de la primera infancia. De lo contrario se vuelve prácticamente imposible garantizar condiciones de vida que nos permitan seguir sosteniendo la promesa de un futuro esplendor.

**El Observatorio Niñez y Adolescencia se basa en una alianza entre el mundo académico y la sociedad civil, y está conformado por ACHNU, Diplomado Niñez y Políticas Públicas Universidad de Chile, Fundación Marista de Solidaridad Internacional y FACSO Universidad Central.