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Viernes 17 de Abril de 2015

Conicyt, el capitalismo académico y corrupción


JUAN CARLOS GÓMEZ LEYTON
Posdoctorado en estudios latinoamericanos, UNAM. Ph.d en ciencia política, FLACSO, México. Académico universitario, FACSO-UCEN.

Las decisiones que se han adoptado en los últimos días en el Consejo Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) son complejas y altamente discutibles. Pero, mi reflexión quiere plantear la relación entre Conicyt y la "corrupción académica" presente en los distintos procesos de selección o concursos abiertos por CONICYT.

En relación a Becas Chile plantear el siguiente punto. La situación que afecta a muchos de los investigadores sociales que obtuvieron sus posgrados (Maestrías, Doctorados y Posdoctorados) cuando regresan al país. Estos no tienen ni inserción ni el reconocimiento académico que merecen en los espacios académicos universitarios, especialmente, cuando estos ofrecen vía concursos públicos, algún puesto académico. Dado que los requisitos establecidos, específicamente, en los concursos patrocinados por MECESUP, son restrictivos y, claramente, discriminatorios. Y, lo peor de todo es que muchos burócratas de la educación superior del capitalismo académico, que ingresaron sin concursos ni cumplen con los requisitos que ellos mismos hoy imponen a los demás, no consideran que los estudios de posgrados, por ejemplo, posdoctorados sean relevantes, ni la publicación de las tesis doctorales o los trabajos posdoctorales en libros. Partamos del hecho de que muchos de los investigadores han debido estar entre cuatro a cinco años realizando estudios posgrado y sus tesis Y, las bases de esos concursos exigen la presentación de artículos publicados en revistas indexadas previos a la tesis, y la esta no tiene ningún valor. Pues, lo único válido para avalar la pertinencia académica o los meritos intelectuales o profesionales, no son los grados académicos obtenidos o los desempeños académicos realizados, sino, tener publicaciones en revistas indexadas: Scielo, Scopus o ISIS. Existe, en la actualidad un extendido y peligroso fundamentalismo por ese tipo de publicaciones, las cuales son consideradas lo "máximo", lo que lleva a sostener a un ex-presidente de Conicyt, que "ese (tipo publicaciones) son el único espacio de producción válido del conocimiento científico nacional", concluyendo, por consecuencia, que todo lo demás no existe. Y, quienes publican en esas revistas son investigadores de primer orden y los demás no existen como investigadores y su producción académica y científica no tiene ninguna validez o importancia científica. Pues este tipo de producción, tampoco permite incrementar los estándares de calidad de la universidad o facultad o instituto, etcétera. En otras palabras es considerado trabajo inútil e inservible para aquellos que hoy gobiernan las universidades del capitalismo académico sean públicas o privadas con criterios mercantiles.

Ahora bien, todos sabemos que publicar en dichas revistas es ingresar en circuitos o redes que son verdaderas "mafias" académicas. Muchas de las revistas indexadas (ISIS, SCOPUS y CIELO) se ejercen todo tipo de discriminaciones y exclusiones. Ellas representan, por lo general, las formas hegemónicas y culturales que hoy predominan en las ciencias sociales y en academia nacional.

Cuando mi generación concluyo (en los años 80) sus estudios de grado o posgrado el gran problema que teníamos era como reducir nuestras tesis de 200 o más paginas, a 30 páginas para publicar alguno de sus capítulos como artículo. Hoy por hoy, a las y a los estudiantes deben escribir un artículo de 25 a 30 páginas para recibir sus licenciaturas con temáticas debidamente certificadas en las "corrientes o tendencias en uso" cuya verificación con la revistas indexadas. Lo lamentable, que con ello se están graduando los futuros cientistas sociales, aquellos que más que sostener el pensamiento crítico el saber académico se dedican a producir conocimiento consultoriales que se venden en el mercado del conocimiento. Por esa razón, esos artículos, son "investigaciones librescas" o textos elaborados a través de la técnica del parafraseo de una lista de variados y diversos autores "consagrados" o de "moda". Estos artículos no tienen ninguna pretensión teórica, metodológica o epistemológica. Y, cuando las tienen las evaluaciones son bajísimas o procedimentales o acusadas de tendenciosos, ideológicos o la sentencia preferida: "carece de objetividad científica". Por lo tanto, se trata de artículos que no serán publicados en ninguna revista indexada de las anteriormente señaladas. Sus autores no producen conocimiento valido. Y, serán discriminados y excluidos de ellas si no cambian de manera de concebir el saber. Hoy las normas que CONICYT exige para que un estudiante logre obtener una beca para la realización de posgrado (magister o doctorado), tener artículos indexados. Por esa razón, vemos que el número de becas cada año se reducen, basta ver lo que ha ocurrido este año. Para entender, la política excluyente de CONICYT en esta materia.

En fin, todos sabemos que la calidad de la producción científica-académica no pasa por publicar en revistas indexadas ni tampoco por la cantidad de paginas sino más bien por la solidez de los procesos investigativos, la rigurosidad de las metodologías aplicadas, de la consistencia teórica, de la relevancia epistemológica de la reflexión implícita en el trabajo, en el conocimiento de la producción científica actualizada, y sobre todo en la originalidad del planteamiento que realizan las/ los autores de esos. En eso CONICYT no puede dictar cátedra. A lo largo de tres décadas tiene mucho tejado de vidrio.

Otro tanto ocurre con los Concursos de Fondecyt. Este pienso que es un tema que alguna vez las y los académicos nacionales deberemos enfrentar y discutir abiertamente. Pues en estos concursos la corrupción académica está instalada de manera permanente y ha sido sostenida por un conjunto de investigadores-clientes de Fondecyt. La mayoría de ellos pertenecientes a las universidades del CRUCH. Un ejemplo, es el Concurso Nacional de Proyectos Fondecyt, aquí la corrupción académica se presenta de manera agobiante. Partamos señalando que muchos de los "evaluadores" son "juez y parte" del proceso de selección de los proyectos que se presentan. Este defecto ha existido desde el momento mismo que se estableció el concurso allá por los años ochenta del siglo pasado. Son tres décadas de lo mismo y nunca ha sido modificado. Nunca que se ha creado por ejemplo un referatos ciegos, así como se hace para otros concursos. Todos las y los integrantes de los grupos de estudios saben perfectamente quienes son los "evaluadores" y los evaluadores saben perfectamente quién es o quiénes son los investigadores que evalúan. Esto ha dado lugar al surgimiento de "mafias académicas" que dominan las disciplinas científicas. Se trata de la colusión de las/los investigadores y académicos que se conciertan para favorecer tal o cual línea de investigación o a determinados académico. Son estas mafias las que "objetivamente" seleccionan a los "elegidos" para desarrollar la investigación principal en Chile.

A este nivel el tráfico de influencia, el manejo de información privilegiada, el intercambio de regalos, etcétera; es una práctica permanente entre los investigadores que postulan y los posibles evaluadores. O sea, en otras palabras, la corrupción académica, aquí es muy extendida. Una forma de corrupción académica es, por ejemplo, mandar un proyecto de investigación elaborado por un académico que no tiene los "antecedentes académicos" de acuerdo al grupo de trabajo de Fondecyt con el nombre de uno que si lo tiene y de una universidad "principal". La lista es larga. Ella evidencia la corrupción académica que el capitalismo académico exige a los investigadores en la actualidad, todo por cumplir con los indicadores que le exigen para mantener el puesto de trabajo como docente y escasamente como investigador.

Otro lado oscuro de Fondecyt son las formas cómo los diversos comité de estudios cambian o modifican los estándar para la evaluación de los proyectos en cada concurso. Este aspecto es muy recurrente y el estándar depende los criterios del grupo estudio que se conforma. La composición de esos grupos de estudios es también un misterio. Nunca se ha sabido como son elegidos los integrantes. La falta de pluralidad interna de ellos es muy evidente. Cómo y de qué forma son asignados los evaluadores de los proyectos presentados es otro gran misterio.

Ese misterio, es por cierto expedito para fomentar el tráfico de influencia o, sobre todo, el manejo de información privilegiada. Las arbitrariedades son permanentes. Las discrepancias teóricas, políticas e ideológicas en la evaluación de un proyecto de investigación son un problema para todos aquellos investigadores que presentan proyectos que quiebran la norma hegemónica al interior de una disciplina o son políticamente inapropiados. Por ejemplo, es imposible hacer entender a los "historiadores tradicionales" la existencia de la historia política reciente o la historia del tiempo presente. O, peor es cuando se presentan proyectos que buscan innovar teórica o metodológicamente el análisis de algunos de los saberes establecidos como únicos y verdaderos o los cánones tradicionales de las ciencias sociales.

Por la existencia de las mafias académicas, de la corrupción académica, por la falta de trasparencia de la forma como son fallados los concursos, y por otras tantas cosas que ocurren y muchos investigadores han denunciado a lo largo de estos años, CONICYT debiera entrar en un proceso de democratización sustantiva.
Pero ello solo va ser posible si logramos cambiar la lógica interna que durante más de 30 años predomina CONICYT, me refiero a la hegemonía del capitalismo académico, científico y tecnológico neoliberal. Y, sobre todo, si se pone fin las formas corruptas que hoy dominan su quehacer.

Todos los que han dirigido CONICYT nombrados por los gobiernos de la Concertación hasta el día de hoy no han modificado ni alterado esa lógica. Tengamos presente quien el su actual Director Ejecutivo y sabremos cómo va dirigir el CONICYT. Cabe señalar que al revisar sus antecedentes académicos: no tiene ningún artículo en revista indexada.