Miércoles 12 de Noviembre de 2014
Nicolás Gómez, coordinador del Diplomado en Economías Asociativas y Tecnologías Sociales de FACSO presentó un diagnóstico que parte del supuesto que "toda economía real ha sido forjada por el obrar colectivo. En ese proceso las personas han aprendido a crear organizaciones, y la universidad co-construye lo económico junto a las demás manifestaciones asociativas".
Tanto el Espacio de Economía y Comercio Solidario de Chile (ECOSOL), como la Confederación General de Cooperativas de Chile (CONFECOOP), lograron reunir a las diversas organizaciones que hacen Economía Social y Solidaria (ESS) y a docentes e investigadores que estudian la economía en la Universidad Central.
Gómez, coordinador del Diplomado en Economías Asociativas y Tecnologías Sociales de FACSO presentó un diagnóstico que incluyó y tres desafíos y que a continuación resume:
"El diagnóstico parte desde el siguiente supuesto, toda economía real ha sido forjada por el obrar colectivo. En ese proceso las personas han aprendido a crear organizaciones, y la universidad co-construye lo económico junto a las demás manifestaciones asociativas.
Desde ahí hay tres argumentos que responden la siguiente cuestión, ¿Por qué la universidad chilena en particular, cuenta con escazas materias y pocos equipos de estudio que aborden la ESS? Primero, porque la formación de pregrado trabaja con teorías producidas por comunidades científicas que intentan comprender sus sociedades, especialmente en Europa y Estados Unidos. Segundo, porque la vida en la universidad se experimenta como la difusión de saberes ya hechos, donde los estudiantes buscan recetas para resolver problemas prácticos. Tercero, porque existe un circuito de ciencia y tecnología que define las áreas prioritarias de la producción de conocimiento. Este circuito tiene dos actores relevantes: la empresa que explota los recursos naturales y algunos equipos de investigación que por su especialización, abordan los problemas de esas actividades extractivas".
Desde aquí se proponen tres desafíos en el campo de la ciencia y la tecnología, debido a que ahí la universidad cumple un papel fundamental. El primer desafío se refiere a que los profesores e investigadores necesitamos incluir las teorías que dan cuenta de la economía real latinoamericana. Esto quiere decir que no sólo debemos enseñar las críticas a los modelos económicos que hoy ensanchan las brechas en materia de distribución de las riquezas, sino que necesitamos poner el énfasis en informar sobre las maneras a través de las cuales las personas organizan respuestas a sus problemas de salud, educación, vivienda, alimentación o recreación; y cómo ellas logran satisfacer la necesidad de sentirse integradas a una historia colectiva, desde donde reproducen su identidad, cosmovisión y se sienten queridas.
El segundo desafió se desprende del anterior. Los estudios sobre ESS deben usar una metodología que permita que los integrantes de las organizaciones de esa economía, asistan como co-constructores del conocimiento científico, especialmente del que quedará escrito en forma de teorías sociales, debido a que pueden ser integrados a la formación técnica, profesional y científica en la universidad.
El tercer desafío es definir un procedimiento gracias al cual se relacionen las organizaciones que están en la ESS, para que así se hilvane un circuito de ciencia y tecnología que legitime las formas de hacer y las experiencias de esas economías asociativas.
Para finalizar, es indiscutible que la ESS tiene un lugar ganado en: Brasil, Ecuador, Bolivia, Canadá, Estados Unidos, Bélgica, Francia, España o Sudáfrica, sólo por señalar países donde la formulación de las políticas públicas incluye a este sector de la economía en la toma de las decisiones. En Chile estamos retomando lo ya hecho, y se espera ensanchar el recorrido".