Lunes 20 de Julio de 2015
La Decana de la Facultad de Comunicaciones, Juanita Rojas, fue entrevistada y además escribió una columna de opinión acerca de la televisión pública y la crisis de TVN, la cual tuvo bastante repercusión, publicándose en más de una decena de medios.
TVN muestra una sucesión de fracasos en términos de sus apuestas programáticas y según la Superintendencia de Valores y Seguros, las pérdidas para el primer trimestre de 2015 llegan a los $5.500 millones, acercándose peligrosamente a la suma de las pérdidas de todo el año 2014. Hasta ahí, la disminución de personal, reubicación de directivos y baja en algunas remuneraciones parece la reacción lógica de cualquier empresa en aprietos.
El punto es que TVN no es una empresa más o, al menos, no debería serlo. Los malos resultados económicos de la estación televisora pueden atribuirse a mala gestión, errores programáticos, directivos incompetentes, mala calidad del directorio o... todas las anteriores. ¿Pero, es ese el tema de fondo? No, el tema a discutir es el rol que juega TVN en nuestro sistema medial, su misión, su estructura y su sistema de financiamiento.
Hace algunos meses, junto al Colegio de Periodistas, un grupo de universidades hemos iniciado la discusión sobre nuestro sistema de medios, la ausencia de pluralismo informativo real y los efectos perniciosos que esto genera en la calidad de nuestra democracia. Los análisis, a la fecha, indican que es perentorio revisar la legislación vigente sobre la materia, así como elaborar de manera participativa una política de comunicaciones. Dentro de esa política, Televisión Nacional debe jugar un rol determinante.
Es el momento de convertir TVN, al fin, en el verdadero canal público al servicio de todos los chilenos. Lo anterior requiere un cambio de legislación, de manera que su directorio no sea, como ahora, el fiel reflejo de abominado sistema binominal. La verdadera televisión pública requiere un directorio que dé cuenta de la diversidad social, cultural, regional, étnica y política de nuestro país.
Por otra parte, el actual sistema, que obliga a TVN a autofinanciarse y depender de la publicidad, resulta el principal escollo para cumplir su rol. Sin falsos pudores, hay que decir de una buena vez que es necesario asegurar financiamiento del Estado, garantizando por supuesto su independencia de los gobiernos de turno. Pero el panorama actual, que deja al canal a merced de la dictadura del empresariado que pone la publicidad no es precisamente garantía de pluralismo, independencia o calidad.
Cabe reconocer, a pesar de todo, el esfuerzo que ha hecho TVN y gran parte de sus trabajadores por cumplir con su deber público. Como botón de muestra, el Consejo Nacional de Televisión dio a conocer, días atrás, el primer balance después de la aplicación de la norma que exige a los canales una cantidad mínima de horas de programación cultural. De las 1.595 horas 'culturales' exhibidas por los canales de señal abierta, fue TVN la que emitió la mayor cantidad de programas de esta índole. Megavisión –el líder del rating y las ganancias- fue el que menos aportó".