Martes 27 de Noviembre de 2012
La bienvenida la dio la decana (i) Eliana Sáez, quien enfatizó que “para alcanzar la felicidad no hay caminos amarillos, ni magos que solucionen nuestros problemas al final del trayecto”, por eso el encuentro se planteó como un primer paso, un acercamiento, a la posibilidad de conocer diversas vías que puedan encausar mejor las opciones de cada uno para ser feliz.
“No tenemos un veredicto, ni una conclusión, porque la felicidad pareciera ser un estado personal, pero queremos tener la oportunidad de discutir, de conocer nuevos enfoques y de mejorar como personas para ser buenos profesionales y ayudar a nuestro país y nuestra sociedad. El trabajo interior se reflejará en lo que hacemos y nuestro objetivo es guiarlos para sacar lo mejor de ustedes, para ustedes mismos y para los demás”, señaló.
La primera ponencia la presentó el director de la Escuela de Publicidad, Antonio Márquez, quien además de desempeñarse en el área de la industria publicitaria ha trabajado en diversos medios como periodista, también es escritor, ilustrador y bombero. Y con tanta experiencia al hombro, develó con cierta desconfianza las estadísticas que ponen a nuestro país en sitios destacados de felicidad, porque según nuestra historia, no tenemos muchos motivos para reír a destajo. No obstante, la belleza del caso está en la contradicción de que los chilenos siempre encontramos algo de qué reírnos y a su juicio “un pueblo que ríe unido, permanece unido”. Por eso, cerró con la idea aristotélica de que ser feliz es ser humano, en el más pleno sentido de la palabra.
El decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, Ricardo Fábrega, fue otro de los expositores y propuso una de las ideas más revolucionarias del seminario: ¿Es acaso la felicidad un trastorno siquiátrico? Como médico cirujano de la Universidad Católica, Fábrega reconoce que al hablar de la felicidad, lo hace desde su experiencia, por eso, su visión estuvo marcada por matices de su disciplina, de sus creencias y su vivencia como extranjero que llegó desde Venezuela a estudiar a Chile.
Contrastando la definición del estado de felicidad con el de otros trastornos mentales como la esquizofenia, Fábrega recogió estudios de investigadores siquiátricos que no encuentran diferencia entre ambas condiciones. La diferencia está, indicó, en determinar si como trastorno es negativo o no para el individuo, pero desde el punto de vista científico, ese resultado es “irrelevante”. No obstante, los estudios de campo en personas felices demuestran que viven más y mejor.
A su vez, la evidencia demuestra que la euforia es una respuesta emocional estimulada por neurotransmisores, por lo tanto, la felicidad se transforma en una condición cerebral. Así, su propuesta final pretende que la felicidad sea estimulada desde el área de la salud, y a su vez, que el pensamiento positivo sea entrenado desde la sicología.
Una mirada crítica a la discusión quedó en manos de la antropóloga de la Fundación Sol, Karina Narbona, quien sostuvo que actualmente el tema de la felicidad ha derivado dos aristas que podrían lidiar con la ética. Una es la confusión por parte del marketing para hablar de felicidad en vez de bienestar, y por otro, la misma confusión pero desde las encuestas de medición socioeconómica que repercuten en las políticas públicas. La antropóloga propone diferenciar los conceptos y no separarlos, ya que para ser feliz, también hay que tener condiciones humanitarias adecuadas.
Dada Mokshananda es el nombre que tomó el italiano Marco Orsi cuando decidió dedicarse a difundir y entregar las enseñanzas del Yoga. Fue misionero en varios países de Asia, estudió en India y en el 2000 llegó a Sudamérica instalándose en Chile con una sede de Ananda Marga en el centro de Santiago. Desde ahí ha brindado sus conocimientos a nuevos instructores de yoga, a la comunidad y también en labores sociales como los reos de la Penitenciaría. Como Yogarcharya (maestro de yoga y meditación) presentó su visión de la felicidad como una instancia diferente al placer. La primera, se relaciona con un modo de vida donde la persona entra en comunión con su cuerpo y energía, y se esfuerza por alcanzar el equilibrio físico y espiritual. Mientras que lo segundo, el placer, se relaciona con un estado de euforia momentánea. La audiencia que presenció su exposición participó a través de preguntas y dedicó unos minutos a la meditación.
Finalmente, el seminario cerró con la participación de la artista visual Lorena Diez, quien es diseñadora gráfica de la U. de Chile y desarrolló un taller llamado “Creando Felicidad” destinado a ayudar a las personas a encontrarse, a mejorar y a desarrollar conexiones con el lado derecho de sus cerebros. La profesional se refirió a la importancia de establecer lazos más amables en la comunicación con los demás y también en la comunicación con uno mismo, contactándose con la intuición y la creatividad para expresarse a través del arte.
Eliana Sáez, decana de la Facultad de Comunicaciones, se mostró muy contenta con el resultado del seminario por la diversidad de miradas para el tema y, también por la participación de los estudiantes y el incentivo a seguir pensando en la felicidad como una posibilidad para todas las personas. E indicó que este paso inicial podría ser el prólogo para un largo camino que aún tiene muchas direcciones que seguir conociendo, quizá en próximos seminarios.