Martes 4 de Junio de 2013
Durante la inauguración del año académico de la Facultad de Comunicaciones, el sociólogo analizó las claves del éxito de la campaña política que sacó a Pinochet del gobierno.
Pero sin el quiebre, el sociólogo resaltó que no habrían tenido opción de ganar. Por otro lado, a esto se sumó la incapacidad de los partidarios del Sí, de decirle que no a Pinochet. "La modernización pinochetista de los Chicago Boys debió haberse atrevido a matar al padre, pero no se atrevieron. Nosotros nos atrevimos a matar al padre, a romper con el PC y quedarnos con el baldón de anticomunistas, entreguistas y tránsfugas, pero terminamos con Pinochet".
Tironi supone que los ideólogos de la campaña del Sí no quisieron ver que el dictador ya no era un candidato viable, nadie lo cuestionó. "Tenían un producto que ya no estaba vendiendo lo que vendía antes. Nosotros sabíamos que si la opción "continuidad" se hubiese presentado bajo la figura de alguien distinto a Pinochet, ellos habrían ganado". Pero por miedo o exceso de confianza en el modelo neoliberal, a juicio del analista político, la derecha subestimó la campaña. "Tenían la idea de que las personas actuamos por intereses individuales, por lo tanto, nuestras conductas se modifican en la medida que tengamos abundancia. Eso tiene impacto, pero no es suficiente, porque la gente tiene memoria. Y ese paradigma es el mismo que tiene la derecha hoy (...) para ellos la franja no tenía ninguna importancia, pensaron que nadie la iba a ver, pensaron que la del No sería a pura quena, poncho y charango. Incluso darle importancia a la franja del Sí, era poner en duda a Pinochet y al modelo".
La franja del No, fue ideada por una generación de profesionales que sufrieron el Golpe, que en muchos casos decidieron quedarse en el país y que a esas alturas habían comprendido el modelo y lo habían internalizado: "Era como la generación Lautaro, que sabía como funcionaban los caballos (…) Gente que aprende del sistema y que sabe muy bien que no puede replicar los errores que se produjeron el ’73: La división y el enfrentamiento entre las fuerzas democráticas", sostuvo agregando que se trató de personas ligadas al mundo audiovisual, que con pocos recursos y mucha creatividad pensaron una campaña que atacara al enemigo más grande: “Nuestro adversario no es Pinochet, nuestro adversario es el miedo que tiene a los chilenos (cautivos) y los hace sentirse incapaces de expresarse. Si no removemos el miedo, no removemos a Pinochet".
Por eso la campaña, y especialmente la franja, no debían aumentar la incertidumbre ni el temor, todo lo contrario, debían mitigarlos. No hubo denuncias, ni imágenes de represión, ni sangre. Tampoco se criticó el sistema, “porque esto lograba agitar y cada denuncia aumentaba el sentimiento de que Pinochet era invencible”.
En 1988 los chilenos estaban más unidos, ya que el Papa Juan Pablo II había visitado el país el año anterior y esto generó un clima de fraternidad y apertura, sobre todo en los medios de comunicación. Y como la unión hace la fuerza, fue clave que a pocos meses del plebiscito se unieran todas las fuerzas entre la izquierda y la DC. Así nació la Concertación de partidos por la democracia. "Se escogió una palabra que implicara el menor compromiso posible (...) después de esto, si te he visto no me acuerdo, esa era un poco la idea", recuerda Tironi. Pero esta alianza redujo el miedo y la incertidumbre y mostró un pacto de muchos que por un lado enfrentaron a Pinochet y por otro, “podían hacerse cargo de lo que viniera, descartando el caos”, acotó.
El No ganó por la conjunción de estos factores. “La estrategia que derrotó a Pinochet marcó lo que vino después. O sea, si había sido una propuesta institucional, pacífica, integradora, lo que vino después tuvo el mismo carácter”, concluyó.
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