Jueves 23 de Marzo de 2017
Columna de opinión del decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública, Marco Moreno
Durante los últimos meses la centralidad de la conversación política se ha situado en torno al tema presidencial. Con base en los últimos resultados y especialmente de la escasa participación electoral en las urnas se ha instalado con más fuerza la discusión acerca de ¿qué? o ¿cuál? tipo de liderazgo requiere el país para enfrentar los crecientes desafíos de una sociedad que muestra síntomas de una creciente indiferencia hacia la política y sus instituciones democráticas.
Varios son los aprontes acerca del eje sobre el que se articulará la elección presidencial de este año. Algunos hablan del clivaje entre continuidad y cambio, otros colocan el foco en la cuestión etaria entre los viejos y nuevos liderazgos o de "transición" entre la vieja política y los liderazgos jóvenes.
La irrupción de la periodista Beatriz Sánchez pareciera agregar un nuevo eje que se comienza a instalar en la política y que coloca el foco de discusión entre los viejos y los nuevos sujetos políticos.
Como sabemos, los cambios pueden ser impulsados por tres órdenes de asuntos: las condiciones, los temas o los sujetos.
Las condiciones remiten al marco situacional donde se operan los cambios; los temas se refieren a la agenda política, gubernamental o institucional que define las políticas.
Sin embargo, también se producen cambios políticos cuando cambian los sujetos a los que se considera legitimados para protagonizar la política, que impugnan el que la política sea hecha por unos y no por los otros. No es una cuestión etaria o de representación de la continuidad o el cambio. Se trata más de a quién le corresponde poner en movimiento los cambios. Si a los mismos de siempre (una clase social o el Estado) o a nuevos sujetos.
Es en este último eje donde podría situarse estratégicamente la propuesta de Sánchez. Por ahora, y de manera intuitiva, ella parece aspirar a representar estos nuevos sujetos. Su apuesta podría formularse como un intento acerca de determinar en un nuevo rebajaraje de poder sobre qué es lo nuevo y qué es lo viejo en relación con los sujetos que hacen la política. El cómo se resuelva esta cuestión será clave para determinar consecuencias, a su vez, en el plano de los temas y condiciones.
Ciertamente esta es una apuesta. Si Sánchez solo busca o se limita a representar la crítica al neoliberalismo de la izquierda más allá de la Nueva Mayoría –en especial del PS y PC– su performance presidencial estará constreñida a la base electoral del "archipiélago" que hoy representa el Frente Amplio.
Pero si, por el contrario, su precandidatura logra posicionarse en el eje en donde los cambios políticos son producto de la transformación en los sujetos que conducirían los cambios, entonces sus posibilidades de rendimiento electoral serán mayores que el acotado especio electoral que hoy congrega el Frente Amplio.
Este es el desafío de la candidatura de Beatriz Sánchez, pero también el problema que tendrá que enfrentar la periodista si decide perseverar en su aventura.
por Marco Moreno
Decano Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública, Universidad Central de Chile
Fuente: www.elmostrador.cl