Lunes 10 de Abril de 2017
Análisis del decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública, Marco Moreno
"Las cartas estaban echadas hace rato", asumió ayer en la tarde un miembro del círculo de hierro de Lagos, al conocer el resultado de 67 votos a favor de Guillier, los 36 que respaldaron al ex Presidente y los 4 nulos.
No era difícil pronosticar la derrota, considerando que el nuevo comité central quedó constituido tras los resultados de la última elección interna del 26 de marzo, en la que la lista Unidad Socialista, que lideró Álvaro Elizalde, logró el 76% de los votos y, por ende, la supremacía en la correlación de fuerzas en dicha instancia resolutiva.
Ya en días anteriores, en el PS todas las miradas desde el laguismo apuntaban al nuevo timonel, Elizalde, y a su secretario general, Andrés Santander, como los principales promotores en reserva de la opción de Guillier. La confirmación del adverso escenario para los partidarios de Lagos vino con la propuesta de la mesa de que el comité central resolviera en una votación secreta en urna, y no a mano alzada, su candidato presidencial, y la votación de 70 votos a favor y solo 37 en contra de ese mecanismo fue solo el adelanto de lo que después sucedería.
En la colectividad, diputados como Daniel Melo, Daniella Cicardini o Leonardo Soto fueron los que siempre lideraron los apoyos a Guillier, mientras que el laguismo tenía a parlamentarios como Carlos Montes, Marcelo Schilling, Rabindranath Quinteros, Osvaldo Andrade, además del ex senador Camilo Escalona, todos protagonistas, durante las últimas décadas, de los destinos del PS, así como de los cuatro primeros gobiernos de la Concertación y de las decisiones de la coalición.
Cuando la Presidenta Michelle Bachelet llegó a La Moneda por segunda vez, uno de los ítems centrales del diseño político apuntaba a la renovación de los principales cuadros y rostros dirigenciales del conglomerado oficialista. Esa era la apuesta al instalar en el Gobierno a figuras como Rodrigo Peñailillo o Álvaro Elizalde y fue parte de las razones por las que la Nueva Mayoría chocó de frente con los viudos de la Concertación, por las que hubo tanto roce y críticas cruzadas, pero en especial desde el llamado 'partido del orden', a los erráticos métodos del bacheletismo. Ese quiebre se consolidó con los cuestionamientos públicos que los ex Concertación hicieron a las falencias de las reformas y a los errores de conducción.
En el seno del PS reconocieron ayer que, tras la decisión del central, existe precisamente eso: un intento por pasar a retiro políticamente a esa generación del socialismo, que representa el pasado y de la cual Lagos era su máximo exponente.
"Esto fue jubilar a Lagos y a la generación de la Concertación, pero no estuvo bien hecho, fue una traición, porque para que el hecho de matar al padre sea reparador, tiene que ser mirando a los ojos y aquí no se atrevieron, especialmente Elizalde, que nunca quiso asumir públicamente que estaba por Guillier", cuestionó un dirigente socialista y miembro del referido órgano del partido.
El analista y decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central, Marco Moreno, precisó que "hay una estrategia diseñada por estos actores de recambio en el PS, donde están Elizalde y otros, que buscaban tomar el control del partido. Ellos habían visto que los cargos en el Poder Ejecutivo y en el Congreso no les permitieron tomar ese control, por eso fueron por los puestos claves en el partido (...). Lo que hay aquí, hasta ahora, es un intento exitoso de tomar el control del PS y eso demuestra la decisión del comité central".
Para consolidar ese control, el tema del candidato presidencial era clave, según Moreno, porque claramente "con Guillier les es más fácil negociar que con Lagos, quien tiene un cerco mayor y más grande, todo ese mundo que está vinculado a la ex Concertación, que no les da entrada ni espacio".
Para el analista, esta estrategia de los nuevos jerarcas del socialismo es "audaz", pero añade que tiene el riesgo de "poner en peligro a la coalición de Gobierno, porque no están evaluando los efectos no deseados de la decisión de hoy, como son los incentivos de la DC para levantar una candidatura propia".
Entre los asistentes al comité central llamó incómodamente la atención que todos los guilleristas desplegaran halagos y reconocimientos a las fortalezas, logros y aportes de Lagos, y que el único argumento que imperó en todo momento, para justificar el apoyo al senador por Antogafasta, apuntaba a su rendimiento en las encuestas, el estar liderando las opciones de la Nueva Mayoría y ser el que está más cerca de alcanzar a Sebastián Piñera.
Por lo mismo, entre las críticas internas que se escucharon ayer, estuvieron aquellas referidas al excesivo pragmatismo que predominó en distintas figuras del socialismo para pensar, única y exclusivamente, en tener a una figura como Guillier, que pueda contribuir a mejorar sus opciones de reelección en las parlamentarias de noviembre.
"Las candidaturas parlamentarias están en juego, hay muchos complicados por eso. Aquí fue más importante considerar el acomodo de parlamentarios y el interés en salvar sus candidaturas", reclamó en reserva uno de los asistentes a la señalada instancia partidista.
Lagos estuvo monitoreando todo el día lo que sucedía en el comité central, habló mucho por teléfono con su generalísimo, Máximo Pacheco, quien fue el que le informó inmediatamente el resultado de la votación, antes incluso que Elizalde diera a conocer oficialmente el resultado a la prensa.
"El resultado es claro, nos habría gustado estar en un momento distinto, lo que corresponde es reconocer el resultado y aceptarlo... Lagos va a hablar mañana", dijo Pacheco a la salida de la reunión, mientras que Montes acotó que "el PS decidió no apoyarlo y él tendrá que evaluar lo que viene por delante, lo sabremos mañana. Desde mi punto de vista, es un error histórico", afirmó.
Durante la tarde, Lagos habló con distintos socialistas y todas las señales apuntaban a que ya tendría tomada la decisión de no continuar en carrera. En su equipo más estrecho explicaron que el ex Jefe de Estado no cree en la opción de ir a una primera vuelta y que asume la derrota en el PS como "un golpe que hace inviable su candidatura".
Si el ex Mandatario definitivamente se baja, comenzará un período de incertidumbre en la Nueva Mayoría. En la DC es efectivo que la opción de ir hasta la primera vuelta con Goic ha traspasado las fronteras de los grupos más conservadores de la falange y se ha instalado en casi todo el partido como la mejor idea, la que se fortalece si el ex gobernante sale de la competencia.
En el PS afirmaron que, por lo mismo, el timonel Elizalde tendrá poco tiempo para gozar la victoria de ayer, porque ahora deberá sortear las complicaciones de negociar una plantilla parlamentaria sin tener candidato presidencial propio, como también deberá liderar el partido con las turbulencias políticas que genera en la Nueva Mayoría la posibilidad real de que no se hagan primarias.
Fuente: www.elmostrador.cl