Miércoles 10 de Mayo de 2017
Columna de opinión del académico y director del Interbarometro Chile, Nicolas Freire, junto al director de las carreras de Derecho y Ciencia Política del Tecnológico de Monterrey, Sergio Bárcena
Cada día son más los ciudadanos que mientras consumen televisión, no dejan de participar de las redes sociales. En efecto, muchos programas televisivos han incorporado dinámicas de interacción entre una y otra forma de comunicar y, por cierto, la política no está ajena de esto.
Conocedores de esta tendencia, los candidatos deben apostar por estrategias que les permitan colocar sus mensajes, ideas y sentimientos entre quienes participan en política desde las redes sociales.
Ayer se realizó el segundo debate para las elecciones del Estado de México y muchos fueron, al parecer, aquellos que compartieron ambas dinámicas. Sin embargo, mientras el debate por televisión mostró a una Josefina señalando la corrupción del PRI, a una Delfina Gómez sacando sus acordeones y a un Alfredo Del Mazo explicando sus datos como profesor universitario después de que Juan Zepeda le cantó un "tiro directo", la conversación en Twitter reveló no solo otra forma de comunicar, sino la necesidad de otro tipo de estrategias de campaña.
El Observatorio La Política en la Red de la Universidad Central de Chile generó información a partir de tres búsquedas sobre el hashtag #DebateEdomex lo que permitió analizar 30,000 tuits relacionados.
La primera observación es llamativa: Alfredo del Mazo y Juan Zepeda dejaron que las propias redes hablaran de ellos.
La precaución de Del Mazo al debatir como favorito para varias encuestas se reprodujo en su Twitter al publicar un solo mensaje mostrando un video donde intenta convencer al electorado de que el futuro gobernador debe ser una persona "preparada, con experiencia y capacidad". Esta estrategia discreta, propia de un puntero, no significó que el candidato estuviera fuera de la conversación en redes. El nombre del priista fue el que más menciones tuvo en los 90 minutos que duró el debate.
Una estrategia muy similar fue la de Juan Zepeda. El perredista no registró más que un solo tuit en su cuenta. El candidato del PRD, que según las encuestas ha ido en ascenso pasando del cuarto al tercer lugar en las preferencias en unas cuantas semanas, subió un video de un minuto donde le aclara a Del Mazo que la competencia por la gubernatura será entre ellos dos. A pesar de no haber sido la cuenta más activa, el candidato siempre se mantuvo en los primeros cinco espacios de la conversación en Twitter, lo que sugiere que su nombre y mensajes (no necesariamente generados durante el debate) fueron referidos tanto por seguidores como por detractores a lo largo del ejercicio. El competidor del César no solo debe serlo, sino que también parecerlo, podría ser la consigna.
La segunda observación se sitúa en la vereda opuesta: las candidatas Josefina Vázquez Mota y Delfina Gómez optaron por ser iniciadoras de conversación.
Con un discurso agresivo y retador en televisión, la cuenta de Twitter de Josefina fue la más activa durante los 90 minutos de la transmisión. La candidata del PAN complementó sus ataques al PRI con hashtags simultáneos y paralelos como #SoloelPANsacaalPRI y #respondealfredodelmazo. Fue el personaje que incitó el mayor pico de la conversación al hablar sobre desarrollo sustentable, iniciando su intervención con la frase #porestacorrupcióndelPRI. Sin duda una pequeña demostración de una fuerte capacidad de movilizar políticamente en las redes sociales.
Por su parte, Delfina Gómez, cuya cuenta de Twitter también registró una fuerte actividad como emisora de mensajes durante el debate, usó las redes sociales para explicar sus programas de política pública e invitar al #VotoÚtilporDelfina. Cabe apuntar que en las tres búsquedas, Gómez fue el personaje más mencionado, siempre después de Alfredo del Mazo.
La dicotomía entre sujetos generadores y receptores de mensajes pareciera caracterizar el comportamiento de los actores políticos en la red durante el debate a la gubernatura, una ambivalencia que el Observatorio ya pudo observar para los casos que analizó durante el año pasado en la realidad chilena.
Cabe preguntarse si dicha actividad (o pasividad) sea el fruto de una estrategia pensada y actuada, o más bien el resultado de una participación y de una comunicación política que en su virtualidad resulta más legible.
Sergio A. Bárcena Juárez
Director de las carreras de Derecho y Ciencia Política de la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey
Nicolás Freire
Académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central de Chile
Fuente: http://expansion.mx/