Jueves 15 de Junio de 2017
Columna de opinión del decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública, Marco Moreno
A la base de lo anterior, está la idea acerca de que los mensajes políticos emitidos a partir de los medios de comunicación tendrían como consecuencia influir poderosamente en la opinión de los ciudadanos y, por tanto, eventualmente modificar el comportamiento electoral de estos. Esta es la idea originaria de los estudios sobre medios de comunicación y voto que fue bautizada con el nombre de teoría hipodérmica.
Como sabemos, la elección de primarias tiene por objetivo nominar candidatos a las elecciones populares y, entre otras ventajas, dotar de una doble legitimidad al ganador, ya que no solo contará con el respaldo de los militantes, sino que también de los independientes. Esto lo colocaría en una mejor posición frente a sus adversarios en la próxima la elección presidencial.
Sin embargo, el debate radial mostró la apuesta por parte de los candidatos por "fidelizar a sus clientes" o públicos objetivos. Lo anterior apuntó en el caso de Piñera, Ossandón y Kast a la búsqueda del voto cautivo. Se denomina así al caudal electoral propio, fijo, estable, con que cuentan los partidos políticos; el voto de sus afiliados y militantes, que van a respaldar a un candidato o partido a todo evento y bajo cualquier circunstancia.
En política, es muy común escuchar voto cautivo cuando una persona busca referirse a los "votos duros" o de "afiliados comprometidos" con un liderazgo, partido o movimiento determinado. Los tres candidatos le hablaron a ese público, porque son a esos electores a quienes necesitan movilizar en un contexto de elecciones de primarias. De este modo, las cuñas probadas en instancias anteriores como fueron sus respectivas participaciones en programas de televisión lo que buscaba era conseguir el respaldo de sus votantes duros.
Lo que parecen ignorar Piñera, Ossandón y Kast es que los electorados han dejado de ser cautivos de las estructuras políticas partidarias, tal como lo fueron gran parte de la centuria pasada. Es probable que a la hora de tener que elegir a sus candidatos para que los representen, la gran mayoría de los electores lo hagan más sobre bases emocionales y racionales que respondan a las virtudes -o defectos- de la exposición mediática a la que son expuestos los candidatos. Si esto es así, entonces la estrategia de hablarle únicamente a los suyos sea un mal diseño para sus pretensiones de apoyo. Habrá que esperar entonces al 2 de julio para revisar si esta fue o no una decisión de estrategia de campaña acertada.
Marco Moreno
Decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central de Chile
Fuente: www.df.cl