Viernes 20 de Noviembre de 2020
El académico de Arquitectura señaló que la flexibilidad y compromiso desde la docencia ha sido un aspecto vital para enfrentar las dificultades existentes durante la pandemia.
Juan Pablo Astorga, Arquitecto de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y Master Regional and Urban Planning Studies, de la London School of Economics and Political Science, de Inglaterra, Es académico jornada de la carrera de Arquitectura, que en la actualidad, se encuentra desarrollando estudios para obtener el grado de doctor en Planning Studies Barlett School University College London.
Como docente y en la experiencia de enseñanza-aprendizaje que actualmente se atraviesa en Chile, Astorga destacó los principales retos que a su criterio conciernen a los estudiantes de Arquitectura en la actualidad, vislumbrados desde diversos ámbitos, donde afirma que la actualización tecnológica, teórica y en metodologías resultan fundamental, además de “perseverar y mantener un esfuerzo constante durante carreras que, si bien es completa e integral, es también larga respecto a otras carreras. El fruto de este esfuerzo es la capacidad de formar parte de numerosos equipos interdisciplinarios una vez ingresado al ámbito laboral”.
También subrayó la importancia de la capacidad de adaptación para hacerse parte de los cambios que dan forma al mundo y de estrechar lazos durante la experiencia universitaria con compañeros y profesores, además de crear vínculos significativos con instituciones y comunidades externas a la universidad. “No nos olvidemos que existen numerosas formas de aportar en la universidad y fuera de ella. El desarrollo sustentable, la preocupación que nuestra labor sea hacia el bienestar social; la de entender cómo trascienden nuestras acciones y las positivas consecuencias que estas puedan tener”.
Por otra parte, aseguró que hoy cobra relevancia la facilitación de experiencias que estimulen la autonomía y el desarrollo de habilidades de autorregulación en las y los estudiantes, lo que “requiere más esfuerzo para lograr que exista motivación por aprender, objetivo que en muchos casos está interferido por la falta de un ambiente propicio para el aprendizaje, en que la interacción que ocurre en esta modalidad se extiende a las casas”. Igualmente, relevó que la empatía con las y los estudiantes, saber cómo se encuentran de salud, preocuparse por los aspectos sociales, afectivos y materiales, también debe estar presente en la relación pedagógica.
“Una de mis experiencias relevantes como persona y arquitecto fue conocer la Toma de Peñalolén y sus habitantes. Esta formó parte de mi tesis doctoral. Los asentamientos informales como los llaman las instituciones internacionales (tomas y campamentos en Chile) van en aumento y nos muestra no solo un problema de vivienda; también una falta de planificación, desarrollo y sostenibilidad” expresó Astorga. En ese sentido, aseguró que estas son dimensiones en donde los arquitectos pueden hacer una diferencia.
Por otro lado, explicó que un campamento refleja una crisis de los modelos urbanos o “las supuestas ‘buenas prácticas’ que tanto se promueven en ciudades del sur global. Creo que es fundamental entender los campamentos como lugares que nos enseñan lecciones valiosas de Arquitectura y urbanismo”. En esa línea comentó que sus habitantes enseñan a entender la ciudad como un lugar con diversidad, complejidad y dinamismo; o como un conjunto de comunidades con distintos puntos de vistas, formas de vida, identidades territoriales y producciones de lo ‘urbano’.
Como reflexión, el arquitecto señaló que “con este caso y con un aprendizaje sistemático en aula yo aprendí que cuidar la ciudad es sinónimo de evitar procesos que segreguen y expulsen comunidades, e incentivando aquellos que integran y consideran la diversidad urbana como esencial para un desarrollo sostenible”. El académico manifestó que esto junto a muchos otros motivos es que “hay que mantener las aulas como lugares donde se hacen las preguntas correctas, las fundamentales, las que ayudan a plantear desarrollo basado en sensibilidad social y medio ambiental y los arquitectos sin lugar a duda somos parte importante de cómo nos imaginamos y materializamos un lugar querible, habitable, compartido, familiar, autogestionado, sostenible”, entendiendo que todo esto, es lo que se necesita cada vez más en las urbes en el mundo.
El académico de Arquitectura señaló que la flexibilidad y compromiso desde la docencia “ha sido vital para enfrentar las dificultades existentes durante la pandemia”. Las buenas prácticas pedagógicas desarrolladas en este periodo se deberían mantener al volver a la presencialidad, siendo esta experiencia una valiosa oportunidad para mejorar la calidad de la enseñanza y estar mejor preparados para los desafíos del futuro.