Lunes 2 de Noviembre de 2020
Cuenta con experiencia docente de más de 15 años y ocupa cargos en instancias como el Instituto Chileno de Arquitectos Paisajistas (ICHAP) donde es vicepresidente; miembro de la Iniciativa Latinoamericana del Paisaje (LALI) y director de la Corporación Patrimonio y Paisaje.
Ricardo Riveros se suma al equipo de profesores jornada de la carrera Arquitectura del Paisaje. Es Arquitecto del Paisaje, egresado del Inacap, con Magíster en Urbanismo de la Universidad de Chile. Actualmente se encuentra cursando estudios para obtener el grado de doctor en Arquitectura y Urbanismo en la Universidad Nacional de la Plata, en Argentina. De igual manera, es vicepresidente del Instituto Chileno de Arquitectos Paisajistas (ICHAP); presidente del Consejo Ejecutivo de la Federación Internacional de Arquitectos del Paisaje - Región Américas (IFLA AR); miembro de la Iniciativa Latinoamericana del Paisaje (LALI) y director de la Corporación Patrimonio y Paisaje.
Cuenta con trayectoria en el ámbito académico desde hace más de 15 años, siempre en carreras de grado de Arquitectura del Paisaje y cada año en el aula, además de asesorar en ámbitos curriculares y de especialidad disciplinar. Desde el 2018 realizó docencia en la UCEN, luego, el primer semestre del 2019 vivió en Brisbane, Australia y retornó a la carrera de Arquitectura del Paisaje el segundo semestre del mismo año.
Analizando el contexto actual, el docente comentó que desde su perspectiva existen dos tipos de desafíos para los estudiantes, el primero tiene que ver con ámbitos disciplinares, lo que remite a los contenidos que se van entrelazando para la comprensión de la Arquitectura del Paisaje. En este sentido, explicó que el reto consiste primero en la aparición de un concepto teórico -una ciencia- prácticamente inexplorado en el colegio o en las discusiones en general, “se trata del concepto de paisaje, constructo cultural con el cual trabajamos los Arquitectos del Paisaje, en conjunto con otros profesionales (geógrafos, sociólogos, arquitectos, urbanistas, etc.) y la propia comunidad” manifestó.
Asimismo, recalcó que lo anterior, al sumarse con los saberes desde los campos de la ecología, el urbanismo, la comunicación y expresión oral y gráfica (digital y análoga), se configura “una necesidad de comprender un conjunto de conocimiento, el cual además funciona en la realidad de manera imbricada, lo cual requiere en las y los estudiantes la generación de una perspectiva holística e integral de los fenómenos que se estudian en estas materias”.
A esto que definió como primer gran desafío, la docencia ayuda “al trabajar de manera integrada, procurando favorecer la visión, el análisis y la propuesta integrada que toda y todo estudiante de Arquitectura del Paisaje debe tener”.
Por otra parte, Riveros señaló como segundo desafío “el desarrollo de habilidades blandas, tales como el trabajo en equipo y colaboración, la comunicación oral de ideas y el pensamiento crítico; lo cual se traduce para la vida profesional, en la capacidad de trabajar en proyectos de intervención de paisaje, en donde debemos compartir ideas, analizar críticamente y aportar desde la arquitectura del paisaje junto a equipos transdisciplinarios”. Para esto, agregó que “la docencia apoya asemejando estas condiciones laborales que tendrán las y los estudiantes una vez titulados, desde la propia diversidad de los profesores, quienes vienen desde disciplinas como la Arquitectura del Paisaje, el urbanismo y la ecología, entre otras”.
Por otra parte, el profesor centralino se refirió al trabajo conjunto para potenciar el proceso educativo, en cuyo análisis enfatizó la importancia de la participación de toda la comunidad educativa universitaria, “ya que el foco debe estar puesto en las y los estudiantes y en propiciar que se desarrolle el proceso de enseñanza-aprendizaje de la mejor manera posible. Estudiantes y profesores son quienes deben llevar su potencial al máximo, y para aquello, en la UCEN existe un equipo administrativo de alto nivel, el cual día a día está velando para que se generen las condiciones y el ambiente que favorezca este objetivo”.
“En lo específico y como profesor, nuestro apoyo está en intentar descifrar cómo aprenden y cómo se relacionan (entre ellos y con los profesores) las nuevas generaciones de estudiantes, lo cual es un tremendo desafío desde lo profesional y más profundamente, desde lo humano. Es un desafío tan complejo, como enriquecedor a la vez” concluyó Riveros.