Martes 19 de Mayo de 2020
La destacada Premio Nacional de Educación, participó de la charla online organizada por la Facultad de Educación y Ciencias Sociales, a la que asistieron cerca de doscientas personas. Hoy desde el confinamiento en su hogar, habló de los principales desafíos que tendrá la educación en el contexto de la emergencia sanitaria.
El miércoles 13 mayo, se llevó a cabo la charla “Sugerencias para la educación desde los desafíos de la pandemia”, esta vez, “la maestra” como algunos colegas se refieren a ella, tuvo que adaptarse rápidamente al uso de la plataforma Teams que cuenta la Universidad para hacer su presentación. “En realidad esta conversación la íbamos a tener en marzo, pero por las razones que ya todos sabemos, no se pudo hacer y ha sido mejor así, han pasado tantas cosas”, lo abrumador del último tiempo pareciera ser el momento ideal para detenerse un momento y reflexionar.
Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del Decano, Jaime Veas Sánchez, quien se refirió a este encuentro como un aporte para la comunidad educativa “Sin duda, lo que estamos viviendo no vino para irse, sobretodo en términos de cómo estamos aprendiendo, enseñando y cómo proyectamos en adelante la formación universitaria. Bienvenidos a todos nuestros estudiantes, a mis colegas profesores, a nuestros directores y directoras, y a los amigos de otras universidades que nos acompañan hoy”, comentó.
Si bien la presentación no estuvo exenta de problemas técnicos, Victoria Peralta los fue sorteando de la mejor forma. “Si hay un concepto que caracteriza el período en el que nos encontramos, es el de la incertidumbre”. La revisión histórica del pensamiento universal y sus paradigmas, fueron la base desde la cual la académica fue explicando el tránsito que la humanidad ha dado desde la modernidad a la posmodernidad, caracterizada esta última, porque las certezas o verdades se empiezan a cuestionar.
-Muchos de los grandes referentes e instituciones en que nos apoyábamos, se debilitaron o licuaron, como propone Zygmunt Bauman, y para Edgar Morín, los fenómenos que se analizaban linealmente y con cierta simplicidad, comenzaron a revelar los múltiples factores que intervienen y que se entrelazan en las realidades, develando con ello, la necesidad de desarrollar en los seres humanos un pensamiento de la complejidad.
Se detiene para dar paso a la siguiente reflexión “En esta lucha de poderes, de primacías, de focos de acciones equívocos en función a los grandes objetivos de la humanidad, se asentó el coronavirus con gran facilidad. Si la humanidad hubiera estado preocupada de los verdaderos asuntos que importan y con la meta del bien común para todos, esta catástrofe no habría tenido las dimensiones que hemos visto”.
¿Y en lo educativo? Se cuestiona la académica, “en términos generales seguimos el mismo patrón de nuestras desiguales sociedades: escuelas buenas y dotadas para algunos, escuelas mediocres para muchos; pérdida del foco de la acción educativa: niños, niñas y jóvenes, tapados detrás de una enorme maraña de normativas y dispositivos de control, más que de apoyo confiado en la capacidad profesional de los educadores”.
Continúa: “Es la aplicación de instrumentos homogeneizantes los que predominan, como si todas las comunidades educativas fueran iguales. A la vez, reinan aún los enfoques tradicionales y exigidos por autoridades, instituciones, directivos y familias, y en ello, los educadores tratando de sortear estas exigencias, sabiendo que no promueven aprendizajes significativos y valederos para los intereses y necesidades de sus estudiantes”.
Para la académica y experta en educación, la pandemia obligó a las personas a tener que adaptarse rápidamente y aprender algunas lecciones que son importantes de evidenciar para no olvidar: revalorar la vida familiar sencilla, la amistad y sus apoyos; reconocer en el “otro” la importancia de su oficio en el diario vivir; aprovechar el fenómeno de la ampliación de lo cultural, que puede ir desde nuevas lecturas a visitas virtuales a museos o conciertos; propender hacia una mayor consciencia de vida saludable y el cuidado al medioambiente. En síntesis, como dice “reaprender que para vivir se necesita lo esencial y que eso lo tenemos en ciertos sectores, y que lo superfluo no es necesario”.
Otro momento álgido de su presentación, ocurrió cuando se refirió al rol que tienen los educadores, invitándoles a plantearse qué niño(a) y sociedad quisieran favorecer desde la educación, “¿curiosos, generosos, sensibles, creadores, comprometidos, perseverantes? Es importante, comentó “centrar lo educativo en lo humano, poniendo lo administrativo y pedagógico en función a ello. No podemos pasar de una experiencia tan brutal como la que estamos viviendo sin cambiar nosotros como personas y profesionales”.
Al finalizar su presentación, que se extendió por casi dos horas, Victoria Peralta cerró con un emotivo y profundo mensaje para quienes la escuchaban atentamente: “esta espera incierta, sabiendo que estamos afectados y preocupados, pero que debemos darle un sentido a todo esto y seguir construyendo juntos. Debemos focalizarnos en nuestros valores y en las nuevas rutas y oportunidades que se nos perfilan a construir”.
-“¿Qué es la educación? Si no es la formación para desplegar las maravillosas capacidades humanas que tenemos desde que nacemos; desde que esa guagua curiosa levanta su cabeza tratando de escuchar, de ver esa voz que le es familiar, buscando el mundo relacional, transformando, construyendo, haciendo y amando; esto es lo que los educadores debemos favorecer. Hacer una sociedad más amorosa, dejando la superficialidad de lado, centrada en lo esencial con una vida más simple pero más profunda; sin duda esa es una de las lecciones que nos va a dejar esta tremenda pandemia”.