Por: Carlos Guajardo, Director de Carrera de Pedagogía en Educación General Básica
Hace algunos días, se dieron a conocer los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), prueba que se aplica a estudiantes de 15 años que viven en países representativos de la OCDE. El instrumento mide tres áreas: Comprensión de Lectura, Ciencias y Matemática. Lo interesante en materia de educación es que considera dos aspectos fundamentales a la hora de tomar decisiones: por una parte, el contexto sociocultural de donde provienen los estudiantes, y por otra, la “aplicación” de conocimientos y habilidades para la vida, que el mismo alumno deberá desempeñar en el presente y el futuro.
Para Chile, los resultados son bastante auspiciosos, ya que se encuentra en el primer lugar de América Latina frente a las competencias en ciencias y comprensión lectora, seguido de Uruguay. Esto quiere decir, que el aprendizaje que está desarrollando, se propicia en entornos donde se están empleando estrategias para contextualizar la enseñanza en situaciones reales. No es lo mismo que un estudiante “copie y pegue” los saberes que aprende en la escuela, a que el profesor: los lleve al supermercado, al almacén del barrio, a museos, obras de teatros, etc. El aprendizaje será mucho más significativo, cada vez que el proceso de enseñanza y aprendizaje se vuelve activo.
En el caso de los aprendizajes en Matemática, queda en evidencia que es responsabilidad de la escuela y los profesores motivar a los estudiantes a encantarse por la asignatura, de tal forma en que las estrategias de enseñanza se encaminen por comprender el sentido efectivo que poseen las matemáticas en la vida del ser humano. No hay duda alguna que los resultados de PISA podrán ser positivos en las competencias matemáticas, siempre y cuanto se generen nuevas formas de practicarla en la escuela. Este mismo hecho, ha conllevado a que muchos jóvenes no deseen estudiar carreras como ingeniería o pedagogía en matemática, por el solo hecho del miedo a equivocarse.
Estos resultados, nos deben hacer sentir satisfechos y con la intención de seguir mejorando la efectividad del proceso de enseñanza y aprendizaje en los colegios. Independientemente que seamos “los mejores en América Latina” en ciencias y comprensión lectora, en ningún caso debemos “tirar la toalla”, muy por el contrario, debemos ir siempre más allá, cuando de educación escolar se trata.
En este sentido, y sin dejar de lado el contexto social actual de Chile, es imperativo que la educación de nuestros niños y jóvenes, se reduzca a solo “pasar la materia” lo más rápido que se pueda. Las cosas no funcionan así en educación. No apuremos a los profesores por cerrar el año rápidamente, sin siquiera proporcionarles las herramientas para que puedan nivelar aquellos aprendizajes inconclusos.
Hagamos que estos resultados PISA, nos motiven a seguir vislumbrando un avance en el aprendizaje de las ciencias, matemática y la lectura, de forma comprometida y efectiva.