Esta destacada egresada de Educación Parvularia, es una incansable observadora y buscadora de nuevos conocimientos pero con un norte muy claro, asistir a una niñez que ha sido olvidada y dañada respecto a su salud mental.
Josefa Campos Grossi, egresó hace ocho años de la Carrera de Educación Parvularia de la UCEN. Hoy hace un alto para contar su historia y en una etapa de vida particularmente especial para ella, agradece lo aprendido en la Universidad, sus compañeras y el acompañamiento de sus profesores. Desde esta tribuna, les envía un mensaje a sus futuras colegas “Las educadoras de párvulos tenemos mucho por hacer y puedo ver cómo cada día nos empoderamos más y conectamos con la importancia de formarnos para una educación que respete los ritmos y necesidades reales de la infancia de hoy”.
El 2009 ingresó a la Universidad Central, si bien era una decisión tomada un par de años antes, siente que poco sabía de la carrera “Fui entrando en el ritmo universitario, interesándome especialmente por algunos ramos e inspirándome con diversas profesoras y profesores. Además, conociendo a compañeras(os) de distintas carreras de educación. Sin darme cuenta, empecé a construir lo que sería mi perfil profesional”.
De su paso por la UCEN, recuerda su participación en seminarios y cursos abiertos, los que intentaba aprovecharlos al máximo. “En alguno de ellos, escuché de Pedagogía Waldorf y me sentí interesada, por lo que al final de la presentación me acerqué a la expositora para saber dónde podía seguir aprendiendo. Así, fui juntando las ganas de seguir formándome al salir de la universidad”.
Paralelamente en su tiempos libres, comenzó a hacer Yoga, talleres de Mindfulness y Alba Emoting, técnicas que la conectaron con la importancia de contemplar la infancia desde una atención plena, acompañando a las familias, sin juzgarlas y con una mirada compasiva frente a sus procesos “Fui conociendo diferentes niños que me maravillaban y sorprendían en cada momento; comprendí entonces que primero debía trabajar en mí para ser mejor persona y maestra cada día, o como dijo el maestro Rudolf Steiner “Sólo puede transmitirse al niño, aquello que el educador conquistó en sí mismo”.
Mientras Josefa se preparaba como Maestra Waldorf, estuvo durante dos años en el Seminario de Arché estudiando y trabajando en una escuela que integraba pedagogías alternativas reconocidas por el Ministerio de Educación “Gracias a esa vivencia, me di cuenta que las Bases Curriculares podían ser aliadas de una pedagogía con sentido, que había que aprender a usarlas a nuestro favor. Siempre me gustó el ramo de Currículum y Evaluación, ya que me hacía mucho sentido la necesidad de estar evaluando y observando constantemente, pudiendo así planificar de manera pertinente frente a la realidad en la que nos desenvolvemos como educadoras”.
Al terminar su formación, ingresó a un jardín infantil de pedagogía Waldorf donde pudo poner en práctica todo lo aprendido, ahí estuvo durante cinco años. Su inquietud intelectual la llevaron a seguir descubriendo y participando de diversas instancias enriquecedoras “la Pedagogía Pikler, ha sido otra de las lucecitas que vislumbré desde la Universidad y ha seguido siendo una guía para mí. Siempre he tenido la intención de trabajar en un espacio con bebés. Recuerdo que el último año que estuve en la universidad viajé junto con OMEP Chile a un voluntariado en La Paz, Bolivia gracias al IIDEI que está en nuestra Facultad. Donde también pude conocer la realidad de las Salas Cunas en ese país. Recientemente he tenido la oportunidad de comenzar a capacitarme formalmente por el equipo de la Casa Pikler-Lóczy de Budapest, Hungría”.
De todas sus experiencias, hay una que atesora con especial cariño “Observación de Bebés de la Sociedad Psicoanalítica de la Infancia y la Adolescencia (SEPIA). Tuve la maravillosa oportunidad de observar un bebé durante todo su primer año de vida, desde el nacimiento, sistemáticamente una hora semanal. Esto me desafió como observadora y me dio un regalo invaluable al constatar el desarrollo humano durante los primeros doce meses de vida y que ahora vuelvo a vivenciar con la llegada de mi hijo Gael”.
Continúa: “Hoy más que nunca veo la necesidad de seguir complementando mis estudios para poder responder a esta niñez que ha sido muchas veces olvidada y dañada respecto a su salud mental. Criar y educar en tiempos de crisis es observar más que nunca cada infancia y su contexto con mucha responsabilidad”.
Sin duda, Josefa Campos es una apasionada por la educación, concluye esta breve entrevista dejando un mensaje a quienes resuenen con su relato “las invitaría a buscar siempre en el ORIGEN de donde vengan las propuestas pedagógicas, formarse en lugares serios y en lo ideal poder trabajar en espacios educativos que nos inspiren; especialmente justo después de salir de la universidad, que es un momento muy sensible en el que todavía estamos en formación”.