La polémica suscitada sobre el rechazo al proyecto del "kínder obligatorio" fue abordado por la Directora de la carrera, especialista en investigación psicopedagógica y social, y en curriculum educacional.
Frente a las últimas noticias que hemos tenido, en torno al rechazo de la cámara de diputados ante el proyecto que promueve la obligatoriedad del Kínder, diversos sectores se han pronunciado ya sea a favor o en contra de esta iniciativa, dando apertura al análisis de importantes discrepancias. Se cuestiona la escolarización del nivel, desde el impacto que provocan las prácticas educativas escolarizantes, en cuanto a estrés, competitividad, privilegio de las áreas de lenguaje y matemáticas por sobre el desarrollo de habilidades personales y sociales, dificultades en la adquisición de aprendizajes significativos y el desarrollo de experiencias alejadas del juego, como elemento fundamental dentro del sistema de educación parvularia.
Otra arista importante de analizar, es que se asume un cierre de programas o modalidades alternativas (hospitalarias, en el hogar, comunitarias, entre otras), las cuales adoptan por esencia una postura de flexibilidad educativa, aprendizajes contextuales y un importante foco de atención basado en las necesidades e intereses de los párvulos.
Junto a los aspectos anteriores, se discuten las evaluaciones a las que serán sometidos niños y niñas que no cursen kínder, aludiendo directamente al carácter obviamente negativo de pruebas a tan corta edad, con el impacto psicológico que esto implica. Sin embargo, en otros escenarios de la discusión este tema se aborda con un énfasis diagnóstico, a objeto de que este insumo evaluativo permita implementar apoyos y acompañamientos necesarios para fomentar su desarrollo integral.
Gran parte de las apreciaciones antes señaladas, como también de las diversas interpretaciones que se pueden realizar en torno al tema, se basan fundamentalmente en una falta de claridad inicial y “vacíos” en torno al mismo. La cuestionada “obligatoriedad” no debe implicar escolarización, se debe clarificar el mantener la esencia y el carácter del sistema de Educación Parvularia, como potenciador del juego, la autonomía, los hábitos, las relaciones sociales, el sentido e identidad y de convivencia pacífica, entre muchos otros elementos y adquisiciones que dentro de este nivel se promueven, disminuyendo efectivamente las brechas educativas.
Frente al objetivo de disminuir el ausentismo crónico en el nivel kínder (entre el 2017 y 2020, baja de un 51,7% a un 42,3%), se deben analizar los factores que lo promueven, más que la ausencia como un fenómeno en sí; atendiendo de esta forma a niños y niñas que no asisten a kínder por estar en sectores aislados, geográficamente complejos y por lo tanto con imposibilidad de traslado.
Todos quienes trabajamos o estamos en contacto con el ámbito de la Educación Parvularia, sabemos que los primeros años de vida son cruciales y que por la misma razón los aportes educativos de calidad logran tener un impacto en el tiempo, sin embargo, el análisis frente a este tema debe ser más profundo, flexible y claro en tormo a sus medidas e implicancias. Dada la marcada tendencia de nuestro país a mirar hacia el extranjero en temas educativos y sobre todo a replicar modelos europeos, es necesario clarificar que el Kínder obligatorio no dialoga en absoluto con el estándar de los países desarrollados, siendo incluso considerado un nudo crítico en cuanto al tema de la escolarización. Juzgue usted.