Miércoles 4 de Noviembre de 2020
El destacado periodista entrega sus recomendaciones en torno a la capacitación y desafíos para quienes ejercen esta profesión en áreas de economía y finanzas. Compartimos sus reflexiones, especialmente para los egresados de la UCEN.
Junto con informar sobre hechos de actualidad, el principal problema que deben resolver los periodistas de economía y finanzas es explicar y traducir a un lenguaje sencillo los complejos asuntos que tratan ambas especialidades. Sabemos que la mayor parte de las veces, tanto el lenguaje de la ciencia económica, como la jerga de los negocios, están revestidos de tecnicismos, modismos, anglicismos y conceptos especializados, cuya complejidad imponen una barrera al ciudadano medio.
Por lo tanto, la adecuada explicación y orientación conceptual hacia las audiencias -particularmente las de medios de comunicación masivos- es un objetivo concomitante de la labor que realizan los periodistas que abordan temas económicos y financieros. Así como ocurre con la mayor parte de los buenos comunicadores, sean estos innatos o formados en una escuela, mientras más simple y directo sea el lenguaje que ocupan para informar, mayor atención lograrán en sus audiencias.
Los periodistas de economía y finanzas tienen un doble desafío para desempeñarse como buenos comunicadores: 1) conocer y dominar las técnicas básicas del periodismo; y 2) conocer y dominar, aunque sea en un nivel básico, los parámetros fundamentales de la ciencia económica y el ámbito microeconómico que abarcan las finanzas, personales, empresariales y públicas. Por lo tanto, para informar con mínima claridad y precisión sobre economía y finanzas, los periodistas tienen que saber de qué están hablando. En caso contrario, corren el riesgo de no comunicar con eficacia, de informar a medias, de cometer errores conceptuales y en el peor de los casos, confundir a las audiencias. Usualmente, una audiencia confundida, genera desconfianza, perjudicando al medio que publica la información.
A su vez, un periodista con bajo nivel de especialización, corre el riesgo de caer presa de la manipulación de las fuentes, por cierto, más informadas que aquel, generando el problema adicional de profundizar las asimetrías de información que se dan entre los sujetos mejor informados y las audiencias desinformadas. Lo que buscan las audiencias es que los medios les entreguen los datos de una manera eficaz, oportuna, sencilla, clara, precisa y, en lo posible, amena. Con esta óptica, cuando un periodista realiza bien su trabajo, lo hace en función de lo que espera el público, al cual sirve.
A mayor capacitación y especialización de los periodistas, en materias tan complejas como son la economía, los mercados y las finanzas públicas y corporativas, mejor será el servicio que entregan a la ciudadanía, tanto porque -junto con informar- están en condiciones de asumir al menos dos de las principales funciones del periodismo: educación y fiscalización social.
Hay que decirlo con claridad: como comunicador social, el periodista se debe al público, no al director o editor del medio para el que trabaja, ni tampoco a las fuentes que le entregan información. Esto es, por ejemplo, el ministro de Hacienda, el dirigente gremial, el empresario, un sindicato, o una organización de consumidores. Todos estos y muchos otros que manejan datos, cuando informan, defienden intereses particulares, no necesariamente representativos del conjunto de la sociedad.
A mayor capacitación y especialización de los periodistas, en materias tan complejas como son la economía, los mercados y las finanzas públicas y corporativas, mejor será el servicio que entregan a la ciudadanía, tanto porque -junto con informar- están en condiciones de asumir al menos dos de las principales funciones del periodismo: educación y fiscalización social.
El insumo básico llamado información cumple también una finalidad democratizadora, porque entregada de manera libre y transparente, sirve tanto al gobierno como a la ciudadanía; a los empresarios, al ahorrante, al endeudado, a los inversionistas, a los trabajadores y a los consumidores. Una información de calidad, entregada de manera oportuna, clara e imparcial, es una valiosa herramienta para impulsar el desarrollo de los mercados y, al mismo tiempo, el antídoto para combatir los conflictos de interés, el abuso de información privilegiada y los intentos de manipulación informativa que siempre acechan al trabajo periodístico.
Si la información económica y financiera fluye con transparencia, equidad y oportunidad, contribuye a la sana competencia, al desarrollo de los mercados y al bienestar de las personas. Los principales responsables para que esto ocurra son los periodistas, siempre y cuando realicen su trabajo en un ambiente que incentive el profesionalismo, la libertad informativa y el sólido apego a la verdad, procurando la diversidad de fuentes y la amplitud de puntos de vistas. Todo ello sin perder de vista el sentido crítico y el compromiso con el público, al cual se debe un buen comunicador social.
Profesor Hugo Traslaviña
Escuela de Gobierno y Comunicaciones
Universidad Central