Lunes 15 de Enero de 2024
La reciente polémica suscitada por la participación de autoridades del Ejecutivo y Legislativo en reuniones con grupos de intereses en los límites de la legislación que regula el lobby, da cuenta de lo complejo del proceso de formación de políticas públicas, pero también de una ciudadanía cada vez más exigente y crítica con la política.
Existe consenso acerca de que el proceso a través del cual las políticas se debaten, aprueban y ejecutan son el resultado de las dinámicas que desarrollan los actores (formales e informales) en dicho proceso. Las políticas serían así el resultado de una transacción política entre actores. Si bien es cierto lo anterior, es necesario insistir en que tanto como el resultado cada vez más importa el proceso, es decir, cómo las políticas se diseñan, discuten y aprueban.
Cuando hablamos del proceso lo hacemos con relación a las formas, esto es al cómo. En política cada vez más las formas son el fondo. Lo anterior significa que los modos, gestos, actitudes, comportamientos, palabras es decir lo externo, influye en la evaluación que hacen los ciudadanos de los políticos y autoridades gubernamentales en relación con cómo gestionan las decisiones de políticas. Con relación a las reuniones organizadas por el exalcalde Zalaquett y autoridades la opinión pública no parece cuestionar el hecho de que los actores se reúnan, dialoguen y acuerden. Lo que se critica es la forma, es decir la opacidad y los intersticios extrainstitucionales donde se dan estas interacciones.
Publicada originalmente en La Tercera.