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Miércoles 31 de Julio de 2019

En lugar de fórmulas populistas / Columna de Luis Riveros, decano Facultad de Economía, Gobierno y Comunicaciones

Los resultados de la Encuesta de Ocupación y Desocupación en el Gran Santiago son muy sensibles a los cambios en la oferta de trabajo. La pregunta clave que se formula es “¿Qué hizo Ud. la semana pasada?” Si la respuesta es “estuve buscando trabajo”, la persona se clasifica como desempleado, aún independientemente de su posible status de ocupado transitoriamente o en el sector informal. Por esa razón, la ocupación puede haber estado creciendo en forma significativa, como ha sostenido la autoridad, pero aún así haber aumentado el número de desocupados, incluyendo inmigrantes, ante la expectativa de conseguir mejores empleos. Esto, independientemente del aumento en la cesantía, esto es de las personas que han perdido su empleo por razones relativas al tipo de actividad, al cambio técnico que estamos viviendo, y a la relativa restricción que están viviendo algunos sectores dado la situación económica global.

La tasa de desempleo de largo plazo se había estimado hace algunos años entre 5 y 6%; seguramente este número está aumentando debido a la más significativa aplicación de nueva tecnología que reemplaza al trabajo en sectores de servicio especialmente. Por eso, es importante que la política pública se concentre en prepararnos para un escenario de mayor desempleo como un fenómeno permanente producto de la cuarta revolución industrial que vivimos, y procurar mejorar las competencias laborales para enfrentar esa nueva realidad.

Reacomodar programas, mejorar la focalización de los subsidios y llevar a cabo adecuada capacitación es una tarea difícil, especialmente por la debilidad de los mecanismos e instrumentos existentes para la reconversión laboral hacia un mundo de tecnología superior. También por la debilidad de nuestra educación formal, que nos tiene actualmente con un muy elevado porcentaje de analfabetos funcionales. ¿Cómo llevar a cabo buena capacitación y preparación para las nuevas tecnologías a quienes no pueden comprender textos, aún cuando puedan descifrarlos?

Deberíamos como país preocuparnos de este grave problema, antes que tratar de reducir la jornada laboral lo cual, en el actual escenario, no hará más que aumentar la desocupación estructural, casi como un resultado sin vuelta atrás. La respuesta debe ser menos populista y más bien pensada en cuanto al futuro del empleo en Chile.

Fuente: Diarioestrategia.cl