Jueves 28 de Diciembre de 2023
La situación económica de Chile está bastante complicada por decisiones equivocadas, decisiones no adoptadas y un ambiente complejo a nivel mundial. Las estimaciones sobre el crecimiento del PIB en 2023 hablan de un cero por ciento, es decir el producto no habría experimentado variación respecto del año 2022. Esto significa que el producto per cápita ha descendido, toda vez que el crecimiento de la población ha sido positivo, seguramente cercano a 1.7%. El mercado espera para el 2024 un crecimiento de 1.8%, en línea con las expectativas formuladas por el Fondo Monetario, la OECD, la CEPAL y el propio Banco Central.
Si esto fuera así, significa que el producto per cápita prácticamente no crecería el año entrante, lo cual ratificaría la sensación de estancamiento que también denota al descenso en los salarios reales, el aumento significativo del desempleo y la situación desmedrada de las mediana y pequeñas empresas consumidas por sus costos. De hecho, también se estima una caída del producto manufacturero, que seguiría a la ya experimentada en el año 2022, hechos que no serán contrarrestados con el crecimiento de sólo 2.0% que se esperar para el nuevo año. Todo esto lleva a una situación de inconformidad ciudadana, que se acompaña peligrosamente por la situación de inseguridad que domina en todo el país, llevando a que la incertidumbre crezca desmesuradamente.
Lo más preocupante es lo que se está produciendo con la inversión real en el país. La inversión, que había crecido robusta en el 2021 para así superar la caída del 2020, volvió a experimentar una desaceleración en año 2022. Para este año 2023 se estima que la inversión descenderá en más de 2% del PIB, para recuperarse sólo muy levemente el año 2024 (en alrededor de 0.6%). Esto es preocupante, ya que todos sabemos que la inversión es el verdadero motor del crecimiento económico, y asimismo de la expansión del empleo y de los salarios. Sin ninguna duda, el ambiente de incertidumbre respecto a condiciones de vida y situación en los mercados de bienes y servicios, condicionan fuertemente este resultado. Necesario es decir que la idea en torno a la creación de nuevos tributos, éstos se convierten también en un instrumento desalentador de nuevas inversiones, especialmente cuando además son acompañados por severas reglas que condicionan el desarrollo oportuno de buenos proyectos.
The Economist ha destacado a Chile como una de las mejores economías del mundo porque ha subrayado el significativo descenso en la tasa de inflación. En efecto, la Inflación alcanzó 7.2% y 12.8% en 2021 y 2022 respectivamente, en forma contradictoria con el buen tránsito que en esta materia traía anteriormente el país. Merced las políticas restrictivas instauradas por el Banco Central, la inflación este año estará en torno al 4.2% y el próximo en alrededor de 3.0%. El costo de este esfuerzo se ha visto reflejado, precisamente, en el impacto sobre la inversión por las mayores tasas de interés domésticas, lo que así se ha sumado al ambiente de incertidumbre prevaleciente.
Por su parte, la contribución de la política fiscal ha sido negativa en esta materia, ya que el déficit público se estima ha crecido en el 2023 en alrededor de 2.5% del PIB, cifra que se pronostica similar para el 2024. Este aumento del endeudamiento del sector público, que ya alcanza a más de un 38% del PIB, se convierte en la más severa amenaza para la estabilidad de la economía chilena. A estos se suma los severos problemas de empresas del Estado que, como COLDELCO y ENAP, presentan situaciones de déficit que constituyen hechos graves.
Por cierto el escenario que se ha creado en materia macroeconómica no es compatible con la idea de instaurar nuevos impuestos. Esto figura destacado en el área de las políticas equivocadas. Los nuevos impuestos se justifican en el ánimo de financiar pensiones, pero podrían bien ser sustituidos por una efectiva reingeniería del Estado, suprimiendo gastos y prácticas que van en dirección contraria al ordenamiento financiero del Estado. Estas son las políticas no adoptadas pero necesarias en el actual escenario. Al menos así lo ha entendido el país en cuanto a la posible adopción del llamado pacto fiscal. La situación externa no es favorable, al mismo tiempo que Chile ha retrocedido como país atractivo para nuevas inversiones. Es fundamental que, sin dejar de lado la agenda social, el gobierno formule un nuevo proyecto de ajuste de su gasto, junto con un tratamiento radical sobre inmigración ilegal y severo control del delito. Es la única forma de poder superar la preocupante situación actual.
Columna publicada originalmente en Diario Estrategia.