Miércoles 31 de Julio de 2024
En estos días se empieza a cerrar el triste capítulo que ha vivido Venezuela en manos del chavismo. Un país que décadas atrás disfrutaba de una holgada situación económica y financiera sin comparación con lo que vivían los restantes países de américa latina. El petróleo fue una significativa fuente de ingresos, pero también la inversión externa le proveyó con recursos que permitieron modernizar y expandir la economía. Las consecuencias sociales fueron positivas, pues el país disfrutaba de crecimiento y estabilidad de precios.
Las universidades estuvieron también dentro de las mejores del continente y desde el país fluía una significativa investigación aplicada en materia de ciencias y estudios sociales. Como se ha dicho, Venezuela era el país latinoamericano que se encontraba más cerca de lograr el desarrollo económico. Las prácticas políticas llevaron a sucesivas crisis de gobernabilidad, especialmente por un manejo más bien laxo de las finanzas públicas que contribuyó a un deterioro progresivo de la estabilidad económica. Las condiciones económicas se fueron deteriorando, crisis del petróleo de por medio, y llevaron a sucesivas apuestas políticas para superar los trances de corto plazo, aún sin alterar las bases mismas de la práctica económica y llevando hacia el país mucho de la inestabilidad que ya dominaba a la economía mundial.
Llegó el populismo en toda su expresión. Chavez encarnó un discurso “reivindicativo” que asumía que todo el problema consistía en una concepción política equivocada y que había que caminar hacia un socialismo que distribuyera mejor y lograra desplazar a lo que se consideraba el poder económico vigente. Se mencionó a Cuba como un ejemplo de economía que ponía prioridad en la situación de los más pobres mientras construía un sistema de propiedad estatal de los medios de producción. Casi dos décadas más tarde, el fracaso de ese modelo es evidente.
En el caso Cubano, luego del desmoronamiento de la Unión Soviética y el fin de las cruciales transferencias que se realizaban para sostener al régimen socialista, el país entró en un significativo decaimiento con necesidades vitales no cubiertas y aumento en la pobreza. También Venezuela sufrió una vorágine de sucesivas crisis que estuvieron marcadas por un nivel de gasto insostenible que llevó a hiperinflación y significativas caídas del PIB, además de una enorme expansión de la pobreza extrema. Se ha llegado a la situación de un país que transitó desde una relativa prosperidad a un escenario marcado por la escasez y la miseria. Un tremendo caso de texto que, como en otras situaciones, pone en evidencia el desacierto de los intentos de construir un socialismo real.
Las recientes elecciones presidenciales han constituido un verdadero plebiscito sobre el tránsito hacia un sistema distinto o la continuación en el régimen de desesperanza y pobreza que ha regido a Venezuela en los últimos años. Por eso, cuando se informa que el resultado oficial sería un pronunciamiento a favor de continuar con el modelo socialista, complementado por todas las restricciones y prácticas políticas y policiales que se hicieron endémicas, hay una ola de incredulidad que domina a la región y al mundo. De acuerdo a informaciones disponibles, el pronunciamiento en contra de Madura ha sido del orden de 80% de la población votante, lo cual está además marcado por las restricciones y arbitrariedades que ocurrieron contra el normal desempeño del proceso. Y eso parece estar reflejado en la magnitud de las protestas que en el país han dominado la situación.
La dictadura tratará de sostenerse contra toda la opinión mundial, especialmente de los países de la región. Tratará de tapar el sol con un dedo, acusando de todas las manifestaciones al “imperialismo” y no al descontento de la gente respaldado por sus necesidades. Solamente ha contado con el apoyo de Cuba y Nicaragua y de algunos partidos comunistas, como el chileno. Las horas de Maduro están contadas, pero saldrá desatando una verdadera barbarie en la línea del baño de sangre que el mismo prometió en forma adelantada. Pero Venezuela revivirá, recorrerá el doloroso camino de una recuperación económica y social, pero sobre todo el camino para reencontrarse con su historia, el respeto por la democracia, su rica cultura y la paz que siempre emanaron del sueño bolivariano.
Publicada originalmente en Diario Estrategia.