Miércoles 11 de Diciembre de 2024
Existe el popular dicho que expresa: “más vale por viejo que por diablo”, indicando que la experiencia representa un valor superior a la astucia aventurera que muchas veces domina en las decisiones públicas y privadas. Efectivamente, las “diabluras” parecen dominar a veces el campo de las decisiones públicas, aunque con resultados muchas veces impredecibles. No se puede desconocer que las “diabluras” están usualmente inspiradas en conocimiento, y muchas veces éste tiene su fundamento en la experiencia que, de un modo u otro refleja el tiempo o, en términos llanos, la vejez. No parecen estar desconectados como extremos polares ambas condiciones: vejez y “diablura”, puesto que lo último no descarta necesariamente a lo primero, ya que algún fundamento encontrará la diablura en la razón acumulada producto de la experiencia de vida.
Reflexiones importantes que vienen a la cabeza a raíz de las nominaciones de los100 Líderes Mayores 2024 que se ha otorgado formalmente por parte de un jurado que enfrentó más de 1600 candidaturas. Los organizadores mencionan que es un premio a quienes han contribuido por medio de su labor al “cambio de mirada”, y que se otorga en diversas categorías asociadas al desempeño de vida de los involucrados y nominados. Entonces se puede concluir que este un premio “por viejo” dado que todos los 100 distinguidos enarbolan más de 75 años de existencia lo cual les proporciona el mérito de ser seleccionados entre muchos. Pero vale pena pensar que éste no es necesariamente un homenaje por el tiempo cronológico transcurrido en las personas, ni aún en los líderes que se ha querido destacar. Se trata de reconocer alguna contribución de éstos en distintos campos: arte, ciencias y humanidades, folklore etc. O sea, es un reconocimiento también a la “diablura” manifestada en términos de una obra de vida, o de muchas manifestaciones de ella, de una verdadera proyección hacia la sociedad. Porque vejez y “diablura” no son excluyentes en ningún sentido, y la vejez para ser trascendente también conlleva la acumulación de conocimientos y destrezas que se manifiestan en una obra, una contribución, que se reconoce por su incidencia nacional.
La distinción que reviste el hecho de estar entre los 100 líderes mayores 2024, que se suma a los otorgados en años anteriores, es un reconocimiento al aporte relevante en tiempos en que el reconocimiento es tan escaso en nuestro medio. En efecto, una distinción que contribuye también a cultivar a nuestras generaciones jóvenes, que viven inmersas en este mundo en que lo viejo no sirve, es desechable y hasta indeseable, marcando así una ruptura generacional de insospechadas consecuencias tanto como inevitable producto de los cambios en nuestra sociedad. Pero acercar a los jóvenes de hoy a esa experiencia de pasado que significa envejecer y contribuir, es muy saludable y necesario porque contribuye a aminorar las brechas generacionales rescatando, dicho sea de paso, el valor de la educación sobre la continuidad histórica de nuestra sociedad actual. Se trata de un premio que tiene, en consecuencia, un gran valor en la perspectiva de la horizontalidad que pone de relieve el tránsito entre distintas generaciones, como en la verticalidad que destaca el aporte que algunos ciudadanos han efectuado a lo largo de su vida ante audiencias relevantes y en temas de insalvable importancia.
Se trata de una nominación que premia la “diablura” de saber envejecer contribuyendo al todo social, a dejar una estela que sobreviva en el tiempo.
Publicada originalmente en Diario Estrategia.