Lunes 25 de Septiembre de 2023
Todos los cursos de la carrera recibieron las piochas que utilizarán durante sus pasantías intermedias, símbolo de su trabajo en terreno como alumnos y alumnas centralinas.
Uno de los elementos diferenciadores de las y los trabajadores sociales de la Universidad Central es la posibilidad de aprender haciendo a través de prácticas intermedias. En el marco de la asignatura de Reflexividad en los procesos de Intervención, estudiantes toman contacto con la realidad desde el primer año. Esto permite profundizar en todas las áreas de intervención de las comunidades y territorios (salud, educación, vivienda, mujeres, migrantes, personas mayores) e integrar teoría y práctica de forma secuencial y progresiva.
En ese contexto, las y los estudiantes recibían en primer año una piocha con su nombre y logo de la Universidad que les distingue durante estas intervenciones; sin embargo, esta instancia se vio truncada por la pandemia del Covid 19. Por lo mismo, desde la dirección de la carrera decidieron retomar este importante hito y entregarla a cada curso frente a sus familias y amigos, regularizando así la situación. En 2024 se retomará la tradición de entregar estos distintivos en el primer año de carrera.
“Para nosotros es un hito importante desde la perspectiva de que marca el inicio de las actividades prácticas de nuestros estudiantes, que finalmente es el componente más fuerte de nuestra profesión. Por tanto esta investidura busca fortalecer la identidad profesional a través de las actividades prácticas”, explicó la directora de Trabajo Social Santiago, Andrea Durán.
La línea troncal de la carrera de Trabajo Social en la U. Central es el ramo “Reflexividad en Procesos de Intervención Social”. Esta línea permite integrar teoría y práctica de forma secuencial y progresiva. En ella, los y las estudiantes realizan pasantías y prácticas intermedias en duplas durante toda la carrera: el primer año realizando estudios; el segundo año está centrado en temas de familia, en instituciones de salud; al tercer año, el trabajo con grupos, en organizaciones de educación; en cuarto año, trabajan comunidades en el área de su interés, ya sea salud, educación, vivienda, mujeres, migrantes, personas mayores, personas en situación de calle, entre otras. El último año realizan una práctica profesional integrada, de forma personal y autónoma, en cualquiera de las áreas de intervención. Así, al egresar ya se ha profundizado en todas las áreas de intervención.