Lunes 14 de Junio de 2021
El profesor Damir Galaz-Mandakovic de la Universidad de Tarapacá advirtió que si bien en una primera instancia fue un grupo discriminado, logró elitizarse y controlar parte importante del mercado de bienes raíces en el norte del país
“De Guangdong al Atacama costero: Identidades, transformaciones y heterogeneidades relacionales de la migración china (1840-1950), fue la interesante conferencia del académico de la Universidad de Tarapacá, Dr. Damir Galaz-Mandakovic Fernández, que evidenció la realidad de ese importante grupo de migrantes en el norte de Chile. El encuentro fue organizado y moderado por el profesor e investigador del Instituto de Investigación y Postgrados de la Facultad de Derecho y Humanidades (FACDEH) y experto en migraciones, Dr. Jorge Moraga Reyes.
“Estas actividades permiten compartir con el público en general las investigaciones actuales sobre el tema. Así la reflexión académica no permanece clausurada en sí misma, limitada a una conversación entre especialistas, sino al contrario, se enriquece en un diálogo mutuo”, explicó el profesor Moraga. Quien destacó que “las investigaciones de Damir Galaz-Mandakovic en el norte de Chile tienen una gran novedad, pues se basan en archivos históricos desconocidos o no trabajados hasta el momento, como el Archivo Provincial de la ciudad de Tocopilla, o secciones no revisadas del Archivo de Bienes Nacionales”.
En esa línea el organizador comentó que “su investigación permite conocer un aspecto de la migración china que trasciende la imagen de pobreza y marginación con la que generalmente fue estigmatizado este colectivo en la primera mitad del siglo XX. Al contrario, muestra los mecanismos de elitización de esta comunidad y expone con datos empíricos cómo llegaron a controlar, por ejemplo, gran parte del mercado de bienes raíces en algunas ciudades del norte de Chile”.
“Si bien dicho colectivo migrante fue objeto de esclavización durante el ciclo extractivo del guano vivido bajo bandera boliviana; seguidamente, los chinos fueron objeto de discriminación y racismo, especialmente relacionado con su presencia y actividades en espacios marginales y delictuales en las ciudades costeras del actual norte de Chile”, explicó el profesor Galaz-Mandakovic. No obstante, “los documentos analizados y expuestos en la conferencia también dieron cuenta de una simultánea existencia de estrechas redes con diferentes segmentos sociales, que derivaron en la elitización de un fragmento muy visible del mundo chino. Este proceso de elitización estuvo concentrado en un grupo de “grandes hombres” -en especial a partir de los años 30- y vio su consolidación en las décadas siguientes, como lo demuestra la relevante participación de esta comunidad en la transmisión y compraventa inmobiliaria hacia fines de la primera mitad del siglo XX. Muchos chinos supieron conectarse con la nueva escena económica que inauguraron los Guggenheim a través de sus inversiones en la industria del cobre y el salitre, especialmente en la zona de Tocopilla”, comentó.
“Los archivos dan muestra de relaciones heteróclitas y de una heterogeneidad relacional. Entonces, se analizaron ciertas estructuras, diálogos o fisuras que ensamblaron redes singulares en una sociedad del desierto, donde operaron discursos e imágenes que fueron híbridas, contradictorias y también, en varios casos, ofensivas y otras que resultaron halagüeñas. Así, se evidenció una migración conectada a territorios periféricos, con la asimilación de prácticas consideradas como delictivas y propias de la marginalidad, con chinos que se mantuvieron en una escena de rezago socioeconómico y de subalternidad, situación que estimuló instancias de discriminación y segregación”, destacó el expositor.
El profesor de la Universidad de Tarapacá se refirió a los “procesos de elitización de los chinos. Esto último, con chinos activos en la vida social, con huaqiaos donantes y propietarios, y también como habitantes de las calles principales de las ciudades portuarias, circunstancias económicas propicias para establecer los diversos set de relaciones, principalmente, como agentes del comercio, tanto en las tiendas como así también en la venta de carnes. Muchos de los chinos de élite local y regional, devinieron en donantes y en filántropos gracias a sus recursos excedentarios. De ese modo, aquellos sujetos de mecánicas agonísticas fueron construyendo una “cara” comunitaria, obteniendo así una legitimidad local y regional, con un fuerte potencial simbólico y político que brindó el soporte de una posición de reputación beneficiosa. La donación construyó deudas que, de una o otra manera, fueron retribuidas a través del prestigio y la configuración de redes sociales que auxiliaron la reproducción de la elitización”.
“Su presencia en la costa del desierto de Atacama estuvo cruzada por múltiples imágenes, realidades y tensiones que, de una u otra forma, dejaron una importante huella que nos habla de la densa transformación interna de un colectivo que se resistió a toda conformación sustancialista y homogénea. De esa manera, en la sociedad mercantil del desierto minero, la misma que remite a una verdadera periferia estatal, los migrantes fueron valorizados según su potencia económica y donativa. Una fetichización y métrica de prestigio que se definía según lo donado. Allí también se evidenció la aporofobia que cargó el chino que no pudo conectar con aquellas dinámicas por efecto de no contar con una potencia agonística ni con la posibilidad de quemar los excedentes. Suficiente semántica de la sociología del desierto para excluirlo y discriminarlo por no participar en las dinámicas de intercambio”, finalizó el profesor Galaz-Mandakovic.