Miércoles 7 de Noviembre de 2018
Thomas Griggs Latuz, Director de Aseguramiento de la Calidad
Transcurridos ya 6 meses desde su publicación, los cambios que ha experimentado el sistema son mínimos, lo que ha contribuido a generar un clima de incertidumbre, especialmente respecto de la forma en que se implementarán los cambios más relevantes que establece la reforma.
Si bien es cierto que algunas acciones tienen una fecha establecida para entrar en vigencia, como la nueva acreditación institucional – que comenzará a regir el primero de enero del 2020 – o la acreditación voluntaria de carreras – que partirá el 2025 – hay otros aspectos donde todavía se desconocen los alcances que tendrá la nueva norma.
Hasta la fecha, una de las pocas acciones visibles, si no la única, ha sido la designación del nuevo Superintendente de Educación Superior, nuevo organismo público que fiscalizará que las instituciones de educación superior cumplan las disposiciones legales que las regulan, especialmente en lo que tiene que ver con su gestión y administración financiera.
El principal riesgo de esta espera es que las instituciones caigan en cierto inmovilismo respecto al aseguramiento de la calidad, lo que sería grave y podría traer complicaciones en el futuro, sobre todo si se considera que el aseguramiento de la calidad es una nueva dimensión de acreditación institucional, por lo que será rigurosamente evaluada en el próximo proceso de certificación ante la CNA.
Ante ese escenario, la Dirección de Aseguramiento de la Calidad ha seguido trabajando en pos del logro de los objetivos establecidos en la Política de Calidad. Los planes de mejora de las carreras que se encuentran acreditadas, siguen siendo revisados y se están implementando procesos de autoevaluación en carreras técnicas (que nunca se han sometido a estos procesos) y aquellas carreras de pregrado cuya acreditación venció o vence en los próximos meses. En este mismo sentido, sigue siendo una preocupación la superación de las debilidades detectadas por la CNA en la última acreditación institucional, preocupación que se está viendo reflejada en la evaluación y seguimiento del Plan Estratégico Corporativo que realizan unidades centrales de la Universidad.
La Universidad Central tiene gran experiencia acumulada en materias de autoevaluación y aseguramiento de la calidad, la que sirve como garantía de que se seguirá avanzando en la consolidación de los mecanismos de autorregulación, los que aseguran la calidad de la formación que reciben nuestros estudiantes, en el marco del cumplimiento de los compromisos establecidos en la misión y propósitos declarados por la Universidad.