Miércoles 29 de Enero de 2014
Un grupo de alumnos de la carrera de Sociología, de la Universidad Central, apoya el trabajo de organizaciones existentes en el emblemático barrio para aportar al espíritu comunitario.
La población La Bandera, de la comuna de San Ramón, es objeto de muchos prejuicios y poca valoración de los aspectos positivos de este barrio. Delincuencia y drogas, son los tópicos que se asocian con mayor frecuencia a este sector del sur de Santiago, mientras que su historia y organización se encuentran en momentos invisibilizadas.
La Bandera, según sus propios pobladores, fue uno de los principales focos de resistencia en los años del golpe militar, recibiendo en 1987 la visita del Papa Juan Pablo II, como uno de los hitos importantes de este barrio.
Esta población nace tras una toma de terrenos apoyada por el MIR, que se consolida como una de las poblaciones emblemáticas de Santiago y que hoy es el lugar compartido por un grupo de estudiantes de Sociología de la Universidad Central, para apoyar el trabajo de las organizaciones existentes y aportar al espíritu comunitario a través de una iniciativa presentada a la Incubadora de Proyectos Sociales del Programa de Desarrollo Social, de la Vicerrectoría Académica.
Constanza Navarro, explicó cómo surgió la iniciativa. “Conocimos este lugar haciendo un trabajo para un ramo (teoría sociológica II) y elegimos hacerlo sobre un centro cultural de La Bandera “El Alerce” y nos dimos cuenta de la importancia de unir a la comunidad, pero luego se fueron dando otras opciones. Lanzamos un encuentro de jóvenes para acercarlos y cada vez han surgido nuevas iniciativas destinadas a niños, jóvenes y adultos”, cuenta la alumna.
El Colectivo Alenmapu, Colectivo 26 de enero y el Centro Cultural ‘El Alerce’ son algunas de las organizaciones que trabajan en conjunto para conseguir potenciar el sentimiento comunitario en la población La Bandera. A ellos se sumaron los estudiantes centralinos, que buscaban aunar fuerzas, en este mismo desafío, para lo cual entre otras cosas han realizado una encuesta de caracterización del barrio y sus organizaciones.
Navarro explica que hoy “todos somos alerce, todos buscamos el mismo objetivo”. Mientras que desde este proceso de trabajo con las organizaciones del barrio es que se realizan dos proyectos, desde la Incubadora de proyectos sociales: “El primero se denomina ‘Uniendo La Bandera’ y el segundo ‘Escuela de artes y oficios’. Uno de ellos tiene talleres de circo (malabarismo con banderas, diablo, etc) y murga (batucada y danza), mientras el otro dispone de serigrafía y muralismo, esperamos agregar el de electricidad, para otorgar herramientas a las personas cesantes”, complementó la estudiante de tercer año de Sociología.
Además, Contanza destacó la importancia de la iniciativa de la Incubadora de Proyectos Sociales, por su enfoque comunitario, así como el aprendizaje que produce en los mismos estudiantes. “Esto sirve para la formación profesional, te permite llevar todo a la práctica. Esto logra diferenciarte entre ser un profesional y tener vocación por lo que uno estudia y ser comprometido”, aseveró.
Daniela Figueroa, pobladora de La Bandera y coordinadora del centro Cultural ‘El Alerce’, valoró el aporte de los estudiantes de la UCEN. “Los jóvenes de la Universidad Central se contactaron con nosotros para aportar en el proyecto. Ellos ayudaron a implementar una encuesta para detectar las necesidades de la gente de la población y a raíz de eso generar propuestas en las cuales también han aportado”, afirmó.
Marco Salazar, poblador de La Bandera, llegó hace cuatro años al Centro Cultural, donde aprendió malabarismo y ahora enseña a niños y niñas de la población. “Llegué a los 12 y me ha servido para tranquilizarme y cambiar el switch. Uno se distrae y conoce gente nueva, que te aleja de las cosas malas. Todos participan y se divierten, lo que ayuda a unir a quienes vivimos acá en la población. Incluso viene gente de otros lugares de la comuna a participar. Acá hay mucha droga y delincuencia, pero estos pasatiempos te ayudan a alejarte”, cuenta Marco.
Para Mónica Contreras, coordinadora del Programa de Desarrollo Social, ésta es la forma en que la Universidad Central, mediante sus estudiantes, puede vincularse a las comunidades, permitiendo relaciones horizontales y permanentes en el tiempo.
Además, Contreras agregó que “en general los barrios tienen un tejido social propio que se nutre de la historia, pertenencia, autogestión y convicción. Es labor de las diversas instituciones ser un apoyo a las tareas y objetivos que las propias organizaciones locales determinan, puesto que ellas son las que permanecen en el tiempo y conocen en detalle las relaciones que se dan en su entorno. Este desafío es complejo, pues se juega con egos institucionales y personales, es más sencillo instalarse como expertos que ‘ayudan’ a un determinado sector, que como un actor que aporta sumándose a otros”.
“De esta manera el ‘compromiso país’ de la Universidad Central pasa por una relación bidireccional entre la comunidad universitaria y las comunidades locales, pero sobre la base del respeto a su identidad territorial y objetivos compartidos. En este proceso, los estudiantes de nuestra casa de estudio aportan conocimiento, reflexión y trabajo comprometido, tal cual lo hacen Constanza, Katia y Fernando en La Bandera, mientras aprenden de los barrios, sus formas de trabajo, sus reflexiones y del compromiso de los pobladores”, concluyó la coordinadora del PDS.