Ni trabajar, ni estudiar. Esa es la doble negación que ha venido a formar la palabra
Ninis, denominación de un grupo creciente de jóvenes entre 15 y 29 años que ya supera los 163 millones en América Latina y El Caribe, es decir, el equivalente a un cuarto de la población total de una región que está en fase de ralentización económica.
El fenómeno fue objeto de análisis en la última Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, realizada en Colombia, donde participaron además el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) para tratar uno de los lemas: “Juventud, Educación y Emprendimiento”.
De hecho, el informe “Perspectivas Económicas de América Latina 2017: Juventud, competencias y emprendimiento”, emanado tras el encuentro, junto con dar cuenta de las cifras, en su primer capítulo recomienda “empoderar a los jóvenes como actores económicos, sociales y políticos, a través de políticas para fortalecer sus competencias y promover su empoderamiento”.
El mismo análisis señala que en Chile a 2014, la población de
Ninis, es decir, jóvenes que no tienen empleo ni reciben capacitación, llega al 20,2%. Similar realidad vive el promedio de América Latina y El Caribe, con un 20,3%, guarismos muy alejados del 15,1% de los países OCDE.
Por otro lado, un estudio de la consultora internacional PwC, entregó un análisis de la situación educacional y laboral de jóvenes cuyas edades van desde los 20 años hasta los 24 años, realizado en los 35 los países que conforman la OCDE, ubicó a Chile en el lugar 25.
Si en nuestro país lográramos disminuir los Ninis- que no trabajan ni estudian por razones que van desde la desesperanza frente al futuro hasta la mala calidad de vida de sus grupos familiares- podríamos aumentar nuestro Producto Interno Bruto (PIB) en un 3,7% adicional en el largo plazo.
El camino para lograrlo se esboza tanto en el informe OCDE como en el de la consultora PwC, por cuando ambos coinciden en que es necesaria una educación que entregue a los jóvenes las competencias necesarias para enfrentar un mercado laboral dinámico, global y altamente competitivo, por lo que genera un desafío permanente para los programas de estudios de los centros de formación técnica, los institutos profesionales y universidades que deben estar mirando recurrentemente si los perfiles de egreso están en sintonía con lo que requieren el mercado laboral.
Otro aspecto a considerar tiene que ver con la deserción escolar, que nos obliga a mirar y estudiar con mayor profundidad las causas del fenómeno
: ¿Estudiantes desmotivados? ¿Programas de estudios alejados de la realidad? ¿Profesores sin actualización de sus conocimientos? ¿Familias permisivas con los jóvenes? ¿Falta de revisión permanente de programas de estudios? ¿Laboratorios de estudios técnicos e informáticos obsoletos frente a lo que el mercado requiere?
Sin lugar a dudas existen muchas más interrogantes, pero debemos comenzar ahora a responderlas. Los 580 mil Ninis en Chile, al año 2050 requerirán una pensión digna y una cobertura de salud que el Estado deberá financiar, con recursos de todos: los que hicieron algo y los que miraron desde afuera.