Psicóloga Daniela Leiva Solis
La vida universitaria en sí misma está asociada a cambios, adaptación y nuevos desafíos. Si a ello agregamos el componente de trabajar en este periodo, la dificultad aumenta.
Los motivos por los que un/a estudiante decide trabajar son variados; puede ser para pagar la universidad, para costear gastos y materiales requeridos para la carrera, para ayudar en casa, o bien para cumplir objetivos personales. Sea cual sea la razón, este doble reto exige rendir contando con menos tiempo y responder a ambas responsabilidades por igual o lo mejor posible, lo cual no siempre es sencillo.
La idea es poder hacer ambas cosas, sin postergar ni quitar relevancia a ninguna. Si estás pasando por esta situación, quizás estas recomendaciones puedan ser útiles:
Reconoce tus estados anímicos: Cuando tenemos esta doble labor es muy posible sentir cansancio, agobio, estrés, agotamiento, frustración, etc. Es importante por ello, reconocer cuando nos sentimos abrumados/as, para así poder tomar acciones al respecto. Para lidiar con estas sensaciones, es importante que desarrolles alguna actividad de esparcimiento que te permita desahogar lo que sientes; hacer deporte, conversar con amigos, realizar ejercicios de relajación o meditación, etc. Nada de ello es una pérdida de tiempo, más bien son medidas preventivas que te permitirán dar el espacio necesario a estas emociones y gestionarlas en su debido momento.
Tómate una pausa: A veces desearíamos que el día tuviera más horas, sin embargo no todo puede ser estudiar y trabajar. Es importante dormir lo suficiente, tener vida social, evitar saltarse comidas, y si estás mucho tiempo en el computador, hacer pausas en donde hagas estiramientos y descanses la vista. Si bien parecen ser tareas sencillas, muchas veces se dejan de lado en pro de “aprovechar el tiempo”, pero sin estas consideraciones mínimas, a la larga será complejo mantener la atención, concentración y ánimo, haciendo decaer nuestro rendimiento.
Ten claro tu objetivo: Frente a la adversidad, tener una meta clara ayuda a tener el impulso para seguir movilizándonos. Visualiza lo que quieres lograr y establece los motivos por los que trabajar es relevante, con el fin de recordarlos cada vez que sientas que no es posible conseguirlo. En este sentido, es también necesario escuchar tus necesidades, y si bien puede estar clara la meta, es importante darse plazos realistas y no sobrecargarse para acelerar este proceso. Si en algún minuto hace falta reevaluar tu carga académica en pro de tu salud mental, son situaciones que puedes considerar para sobrellevar este doble desafío de mejor manera.
Organiza tu tiempo: Desde planificar tu calendario semestral, hasta organizar tus actividades diarias, es recomendable que desarrolles un plan realista en donde puedas establecer plazos que te liberen de la ansiedad que puede provocar el tener muchas actividades. También ayuda que las tareas más complejas se dividan en tareas pequeñas realizables, con el fin de bajar la carga del trabajo y disminuir la sensación abrumadora de enfrentarnos a una tarea inabordable.
Pide ayuda a personas significativas: Es fundamental que no te aisles y que puedas tener espacios donde desahogar lo que sientes y distender la tensión que genera tener dos responsabilidades importantes y demandantes. Un espacio con amigos o familia es una manera de “recargar energía” para seguir adelante.
Revisa las ayudas que brinda la universidad: El espacio universitario también está diseñado para dar apoyo a quienes viven este proceso y por ello, revisar las instancias que puedan ser de ayuda puede darte herramientas útiles para sobrellevar este desafío.
Esperamos que estas recomendaciones te ayuden a compatibilizar tus objetivos, y si sientes que necesitas apoyo, no dudes en contactar al programa de orientación psicológica de la DAVE.