La atención psicológica es un tiempo y espacio para ti mismo(a), donde puedes tomar conciencia y reflexionar sobre lo que te está ocurriendo y enfrentar tus miedos. Es un lugar privado y protegido, donde puedes hablar de todo sin temor a ser juzgado o criticado; donde puedes adquirir también herramientas para comprender y gestionar tus emociones, pensamientos y conductas que te causan malestar. También es importante mencionar que cualquier persona se puede beneficiar de ir a psicólogo(a), sin importa la edad, sexo o dificultad que se tenga, sólo se necesita tener la voluntad de querer generar un cambio y/o aliviar un malestar emocional.
Se han estudiado diferentes variables que intervienen e influyen en un proceso de apoyo psicológico; aspectos de la/el psicólogo(a), del consultante, y de la relación entre ambos. Dentro de estas, se encuentran las siguientes:
- Voluntariedad del proceso: Se ha demostrado que tienden a existir más beneficios cuando se asiste de forma voluntaria o espontánea, que cuando se asiste porque otras personas están obligando a ir, ya sea bajo amenazas o condiciones.
- Disposición: Esto hace referencia a si la persona que consulta está o no abierta a experimentar un proceso de apoyo psicológico, con una actitud positiva al tratamiento y dispuesta al cambio. En el lado de la/el psicólogo(a) por su parte, es respecto a si se encuentra en un escucha activa y abierto a los temas que trae la persona que consulta.
- Rol activo: Si la persona que solicita atención está implicada en su proceso psicológico. Actitud que se puede observar cuando él o la consultante tiene disposición a trabajar en torno a su problemática, sosteniendo un diálogo activo y reflexivo, que estimula su introspección y cuestionamientos. Por su parte, el/la psicólogo(a) también posee un rol activo en cuanto, desde sus conocimientos e intervenciones en sesión, gatilla procesos reflexivos, orientados al apoyo y contención de la o el consultante.
- Acuerdos: Dependiendo del motivo por el cual se consulta, tanto psicólogo/a como consultante, co-construyen el objetivo de la sesión, ajustando las expectativas, metas y tareas dentro de estas, para que ambas partes sepan y coincidan en una meta.
- Involucramiento: Si quien solicita la atención se compromete con el apoyo psicológico, lo que significa asistir a las sesiones programadas, avisar cuando no puede asistir, seguir las indicaciones o tareas, entre otros. Por parte de la/el terapeuta, también debe existir responsabilidad respecto a los acuerdos, tanto en el agendamiento de horas y seguimiento de las intervenciones planteadas a trabajar en sesión.
- Relación: El vínculo terapéutico es fundamental para que ambas partes se puedan sentir cómodas y en confianza, para así desarrollar fluidamente la sesión. Para ello es importante percibir al terapeuta como alguien con empatía, que te acepta y quien también puede asumir un rol de confrontar cuando es necesario, pero de una forma asertiva y profesional.
- Compromiso: Cuando se percibe al terapeuta como alguien que está comprometido(a) y se preocupa genuinamente por tu problema, sufrimiento y bienestar.
- Confianza: Por un lado, se construye cuando se percibe al terapeuta como una persona íntegra, genuina, y en la cual puedo confiar. Por otro lado, cuando esto se confirma en términos de sus conocimientos, habilidades terapéuticas, y cómo las pone a disposición en la resolución del problema.
- Comunicación: La o el consultante puede comunicar sobre lo que le pasa en el proceso psicológico o cómo se siente en éste con su psicólogo(a). También el/la terapeuta es capaz de ajustar su vocabulario para que se entiendan mutuamente.
¿Te gustaría obtener apoyo psicológico? Recuerda que puedes solicitar una cita con una psicóloga del equipo DAVE en bit.ly/orientacionDAVE. Con ello te entregaremos el cupo más próximo disponible, de acuerdo a tus tiempos y a tus posibilidades.
